Amigo Lucas, tal vez muchos de los lectores aún recuerdan que la cuaresma es tiempo que invita a oración, a penitencia y a confesar los pecados para preparar bien la Pascua de Jesús. No obstante hoy vemos que los confesionarios están vacíos y que muchos aparcaron este sacramento.

Te cuento el buen sabor que me dejó la primera persona que confesé en mi vida. Fue en el pueblo de Artenara en el año 65 a poco de ser ordenado. De verdad que la joven se marchó contenta y feliz a celebrar su matrimonio aquel mismo día y te aseguro que yo sentí un algo especial y que me puse a temblar cuando le dije: "Yo te absuelvo..."

Es curioso que hoy día ya no tiemble cuando me siento a confesar, hasta me pongo triste al ver los pocos que se acercan a pedir el perdón. Cada vez veo más que se ha perdido la conciencia de pecado en comerciantes, en políticos, en cristianos que no viven el Domingo, en parejas que conviven... sinceramente siento pena al ver que la confesión ha caído en picado y tal vez por culpa de los confesores.

D. Francisco, nuestro obispo, escribiendo este año sobre la cuaresma, dice: "Me parece que es evidente que se da en la Iglesia un empobrecimiento y, en algunos lugares, hasta una total ausencia de la penitencia sacramental... y la situación nos debe hacer pensar y nos debe hacer reaccionar..."

Recuerdo que el Papa pidió el 25 de agosto de 2009 que se retomase y se renovase la celebración de la misericordia de Dios en el sacramento de la confesión, indicando que entre las prioridades pastorales hoy estaba, sin duda, el formar rectamente la conciencia de los creyentes, ya que se ha perdido el sentido de Dios y los sentimientos de culpa se intentan remediar con ciencias y terapias de otro nivel pero que son insuficientes...

Desde este minutillo animo a los creyentes a hacer una buena confesión en esta cuaresma, redescubriendo el valor del sacramento del Perdón, y deseo que todos vayamos creciendo más en una adecuada formación de conciencia moral y en una madurez de vida...

Ruego al Señor en esta hora de tanto adelanto técnico y de tanto desastre que mande maestros de espíritu, a santos sacerdotes como el cura de Ars que ayuden a mantener viva la conciencia de que la misericordia divina no se cansa de esperar. Oye, ¿y tú has pensado en confesar?