La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Juan J. Pérez Piqueras

Conflicto saharaui-marroquí, un problema sin final

Conflicto saharaui-marroquí, un problema sin final

Es sabido que las relaciones de España con nuestros vecinos marroquíes y argelinos nunca fueron fáciles. Y ambos, además, mantienen un problema en común, el conflicto Saharaui-Marroquí, que se hace eterno y que nos afecta directamente. 

La amistad y estabilidad de estos países es importante para España pues con ellos tenemos importantes acuerdos en materia económica, inmigración, terrorismo y seguridad, entre otros. Y una sensibilidad especial con los saharauis actuales, “recluidos” en los campamentos de refugiados en Tinduf.

El contencioso en el Sahara Occidental se mantiene desde que España abandonó aquella zona tras la “Declaración de Principios entre España, Marruecos y Mauritania sobre el Sahara Occidental”, conocido como el Tratado de Madrid de 1975 (posteriormente muy controvertido por las partes interesadas), por el que se transfería la administración del entonces Sahara Español, transferencia que se hizo a una “administración temporal tripartita compuesta por España, Marruecos y Mauritania”. El actual enfrentamiento tiene estancadas las relaciones de nuestros vecinos que comparten cerca de 1.700 km. de frontera terrestre, cerradas desde 1994, que viene perjudicando el desarrollo de todo el Magreb. La pugna entre ambos por liderar la región parece no tener límites.

Los problemas en el tiempo se enquistan y no hallan solución cuando las partes arguyen motivos válidos que equilibran la balanza de la razón. Desde 1991 la situación del conflicto es de bloqueo, cuando se estableció un alto el fuego forzado por el Comité de Seguridad de Naciones Unidas. Desde entonces han pasado por diversos planes de paz (James Baker I y II... y últimamente de Horst Köhler) y negociaciones directas entre las partes. 

El pueblo saharaui tiene en el Frente Polisario (FP, acrónimo del Frente Popular de Liberación de Saguía el Hamra y Rio de Oro) su representante legal, conformando además un Estado, la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), apoyado y financiado por Argelia, miembro de la Unión Africana (UA) con el reconocimiento de unas 80 naciones, dato que varía según la fuente consultada. Sin embargo, otras muchas naciones solo se relacionan con el FP (y no con la RASD), como representante legítimo de este pueblo. Así es por la mayoría de los países europeos, España entre ellos.

Argumentan sus razones en el coonocido dictamen del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya en 1975: “no existencia de ningún lazo de soberanía territorial entre el territorio del Sahara Occidental por una parte y el Reino de Marruecos y el conjunto mauritano por otra”. Y más reciente, las resoluciones del Consejo de Seguridad 1754 y 1783 de 2007 y sucesivas hasta el pasado octubre de 2020, última reunión del citado Consejo de Seguridad, en las que se viene reafirmando el compromiso de “ayudar a las partes a alcanzar una solución política justa... que prevea la libre determinación del pueblo saharaui en el marco de la Carta de las Naciones Unidas, poniendo de manifiesto la función y las obligaciones que incumben a las partes a este respecto”.

Marruecos, por su parte, también aporta entre sus razones el dictamen del Tribunal de La Haya, en otra interpretación parcial. Uno de los párrafos del este informe dice: “Los elementos e informaciones dirigidos a la Corte, para conocimiento de ella, demuestran la existencia en el momento de la colonización española de lazos jurídicos de sumisión entre el sultán de Marruecos y ciertas tribus que vivían en el territorio del Sahara Occidental”. Ello conduce en la actualidad a proponer una autonomía bajo soberanía marroquí, “un proyecto histórico y revolucionario, una experiencia inédita en el mundo árabe e islámico en el continente africano”. Esta postura es apoyada por la poderosa Francia y de una manera más ambigua por los EE.UU. España mantiene una estudiada indefinición, declarándose neutral, criticada por las autoridades saharauis pues podría interpretarse como un apoyo a la autonomía propuesta por Marruecos. 

Sin embargo este conflicto entró en una nueva etapa, diferente, cuando tomó la dirección del FP y de la RASD el histórico Brahim Gali, que resultó elegido en sustitución del fallecido Mohamed Abdelaziz, en un congreso extraordinario en julio de 2016 bajo el lema “Fuerza, Determinación y Voluntad para imponer la Independencia y la Soberanía Nacional”. Gali es conocido en España pues fue el delegado oficial del FP en Madrid durante ocho años y posteriormente fue embajador de la RASD en Argelia.

Durante mi estancia en Argel, tuve ocasión de conocerle, persona afable, inteligente y riguroso o estricto en sus planteamientos. Y fui invitado a conocer los campamentos de refugiados en Tinduz (suroeste de Argelia) y a la celebración del 35° aniversario del FP en mayo de 2008 en Tifariti, “zona liberada”, unas vivencias para mí indescriptibles. Como conclusión de aquella experiencia puedo hablar de la magnífica acogida por el pueblo saharaui, por su calidez humana y atenciones recibidas; son excelentes anfitriones. Pude comprobar también su “resignación” ante una dirección del FP y de la RASD que seguían, y siguen, en un régimen de partido único, época aquella en la que su protector, Argelia, ya había renunciado a este régimen en dos ocasiones, a finales de 1991, que ocasionó una cruenta guerra civil, y otra en 1999 con la llegada al poder de Buteflika, permaneciendo aislado, distante de la sociedad a la que administra y protege.

Recientemente ha aparecido una nueva asociación saharaui que propugna otros medios para salir del “impase”. Se trata del Movimiento Saharaui por la Paz (MSP), que pretende competir con el FP para la resolución del eterno conflicto. Celebraron su congreso constituyente el pasado 22 de abril donde su primer secretario, Hach Ahmed Bericalla, un antiguo disidente del FP, declaraba que esta nueva formación “es independiente, representa a importantes sectores de la población saharaui y aspira a ser otro referente que apuesta por una solución pacífica del contencioso”.

El presidente del Gobierno español, Sr. Sánchez, en su discurso del pasado septiembre ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, defendió la neutralidad actual de España ante este conflicto, sin citar al FP ni sus peticiones sobre el referéndum de autodeterminación.

Se inicia, por tanto, una nueva fase con la esperanza de que los contendientes lleguen a un acuerdo pacífico, con una aprobación refrendada, por supuesto, por todo el pueblo saharaui.

Compartir el artículo

stats