La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Manolo Ojeda

Noche de Reyes

Querido amigo, parece que Don Juan Carlos I es de los pocos mayores que todavía cree en los Reyes Magos de Oriente. Y se entiende, porque son ellos los que le proporcionan algo más que oro, incienso y mirra para su propio uso y beneficio.

Los españoles celebramos de forma tradicional la llegada de los Reyes Magos, pero ya va siendo hora de cambiar la historia, porque ya no son los reyes los que nos traen regalos sino los que se los llevan, para luego esconderlos en paraísos fiscales.

Difícil tarea la que tienen los partidos monárquicos españoles para mantener a un rey como jefe de estado. Ahora el PSOE nos quiere imponer un modelo de estado que es a la vez monárquico y republicano, algo así como dos versiones sátrapas en un solo sistema.

La cuestión es que a nosotros nos cuesta un buen pico la monarquía, pero un pico que se multiplica por tres. Es decir, que le pagamos al rey que estaba antes, al que está ahora y a la reina que va a estar después.

En mi opinión, Gregorio, la monarquía solo podría mantenerse como una referencia histórica de interés cultural que estuviera al servicio del gobierno. Sobre todo, para las relaciones internacionales, por lo que recibiría una asignación como gastos de representación y siempre que todos sus bienes estén registrados en España a la vista y el control fiscal de la administración, como los de cualquier ciudadano.

Mucho ha cambiado la noche de Reyes si la comparamos con las que vivimos tú y yo cuando éramos niños. Aquellas noches llenas de magia en las que esperábamos con emoción la llegada de los Reyes cada cinco de enero. Era tanta la excitación que sentíamos que apenas podíamos pegar ojo en toda la noche.

Pero supongo que los niños de hoy disfrutarán tanto o más que nosotros, a pesar de los reyes mangantes que tengan.

Y es que los niños solo esperan de nosotros el regalo de nuestro amor y nuestro cariño, porque, con su desbordante fantasía, son capaces de asegurar que han oído la llegada de los camellos cuando les traían los regalos.

Pensarán también que no hay nada más divertido que las mascarillas para jugar a bandidos o a los piratas del Caribe, y será esa inocencia la que les salvará de esta crisis.

Me gustaría volver a una noche de Reyes en la que los niños fueran los verdaderos protagonistas, que los regalos fueran menos y más el afecto y la atención que les prestamos durante todo el año.

Pero, volviendo al rey emérito. Se me ocurre que, si los Reyes Magos no vinieran de Oriente sino de África, Melchor y Gaspar serían negros y Baltasar blanco, y les traerían carbón dulce a los niños que se portan bien y polvos de talco a los que no… Y la bolsa del martes pasado a Don Juan Carlos…

Un abrazo, amigo, y hasta el martes que viene.

Compartir el artículo

stats