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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Noemí, 47 más y Marlaska

La ministra portavoz María Jesús Montero reprendió hace unos días a los de Podemos en plan guardería diciéndoles que tenían que elegir entre hacer oposición o estar en el Gobierno. El efecto del regaño ha sido corto, dado que ayer mismo 48 cargos -Noemí y 47 más- de la organización morada se saltaban la línea roja y recriminaban a su Gobierno el desastre que ha montado en Canarias con la migración. Los cuchillos apuntan contra Grande-Marlaska, pero realmente se tendría que hablar de una responsabilidad diluida a la vista de las carteras ministeriales y secretarías de Estado que se han pasado por las Islas para echar un vistazo al fenómeno. La misiva depositada en el buzón del titular de Interior expresa el “absoluto hartazgo” de los firmantes ante la gestión errática y frente al muro que se ha levantado para que los migrantes no puedan seguir en ruta. Una decisión estatal que convirtió de la noche a la mañana a los recién llegados en pateras en huéspedes de hoteles y apartamentos, una jaula de oro desasistida de las más elementales herramientas para integrarlos en un modelo educativo y cultural ajeno. El malestar de la organización de Podemos en Canarias, probablemente con la anuencia de Iglesias y su dirigencia madrileña, se evidencia una vez que han estallado brotes de xenofobia y violencia callejera debido a la carencia de políticas de integración. Un refuerzo necesario desde el mismo momento en que los migrantes se toman una tarde de asueto y se van por barrios donde tienen que enfrentarse a insultos y a más de una pedrada. Anselmo Pestana, delegado del Gobierno, debería protegerlos con los medios de que dispone o que debe darle Marlaska, y no para devolverlos a los campos de refugiados que ha creado con casetas de campaña, sino para garantizarles el ejercicio de la libertad y otros derechos básicos. El despertar de Podemos va con mucho retraso, pero es lo que suele ocurrir desde que el poder entra por las venas y hay que atender a la corrección. Está por ver cómo se digiere en Madrid esta carta al ministro Marlaska, de qué manera la meten Sánchez y el líder morado en la batidora para dispersarla o, en su defecto, para hacer de ella un compromiso inaplazable o para formatear una visita de algún tercero o cuarto de a bordo que tenga que ver con la desgracia humanitaria que se cuaja en el Archipiélago. Falta por ver si la pieza encabezada por Noemí es un acto de ruptura o sólo una pose para dejar constancia.

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