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Javier Durán

Reseteando

Javier Durán

Ministerio de Canarias

Puede ser misterio en vez de ministerio, pero la verdad es que la cartera ministerial sería realmente para evitar que crezcan las incógnitas sobre cómo tratar a Canarias en Madrid. No es un asunto de soberanía o obediencia archipielágica frente a un poderoso centralismo, estatus inexistente ahora mismo por la carencia de diputados, pero que podría ser compensado con un plus de canariedad por parte de sus señorías de los partidos nacionales: machaconamente, día tras día, deberían explicarles a sus compañeros con posesión ministerial en qué consiste Canarias y de dónde salimos los canarios. Se podrían llevar un disgusto, o más bien un susto, al constatar la ignorancia que existe sobre nuestros asuntos, cuando no prepotencia, burla, sarcasmo y hasta ironía.

Tristemente, el contencioso de zamparse las bonificaciones establecidas en el REF para los rodajes de películas en las Islas ocurre con una ministra canaria, Carolina Darias, sentada en el gabinete de Pedro Sánchez, sin que exista por parte de la responsable de Sanidad una defensa corajuda frente al despojo perpetrado por Hacienda. Digamos que ni chicha ni limona si hubiese caído en la remodelación ministerial de ayer. Tener un ministro del terruño ya es algo parecido a tener un cachorro colgado en un guardarropa en el Palacio de Moncloa. Queda guay mostrar una estética de preocupación por la ultraperificidad, pero hasta un punto: los canarios van de repetitivos, son unas termitas presupuestarias y no paran con la cantinela monótona de su fuero fiscal.

El compañero Joaquín Anastasio, corresponsal en Madrid y ganador del premio Luis Carandell por sus crónicas parlamentarias, explicaba en una entrevista reciente el desfase que hay con Canarias: «La mayoría de los responsables políticos, cuando se acercan al tema canario, llegan muy despistados y casi siempre nos cuesta una explicación extra de nuestras preguntas a los políticos y gobernantes que no son canarios, y las respuestas que dan suelen ser básicas y sin profundizar. (...) Es evidente lo lejos que les queda a la mayoría de ellos, física, política y mentalmente, la cuestión canaria y la dificultad que tienen para entender las especificidades, y a veces convencidos de que Canarias practica el victimismo».

Hace falta un Ministerio de Canarias que perfore lo que el escritor Domingo Pérez Minik llamó «la condición humana del insular». Resulta agotador tener que explicar una y otra vez qué son estas Islas y cómo nos las componemos para salir adelante. La remodelación incisiva de Sánchez abre un nuevo periodo de consultas pedagógicas sobre los enmarañados asuntos isleños, un sacrificio que se hubiese sufrido gustosamente con un sustituto de la ministra María Jesús Montero, pero no ha podido ser. La responsable de Hacienda se comporta con el Archipiélago como un inspector de la AEAT que quiere ganar puntos para cobrar un plus en la nómina. Somos sus salvajes.

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