Sinceramente hay que quitarse el sombrero. Y si no tiene uno pues vaya usted a comprárselo; de copa, si es posible y todavía se consiguen en Godiño. Del PSOE de Pedro Sánchez puede decirse muchas cosas, pero debe añadirse y subrayarse una: es actualmente la mejor organización marketinera del ecosistema político español. La mejor con diferencia. Y han mimetizado lo que desde hace años practican los grandes partidos de Europa y Norteamérica: convertir su congreso en un espectáculo y, más concretamente, en un programa televisivo con vocación de conseguir audiencia neutral y galvanizar la propia. Es algo que el PP, pese a sus esfuerzos y las perras gastadas, no pudo hacer, porque Casado es un gafe y porque la derecha, en este país, se ha vendido siempre peor que la izquierda, consecuencia quizás de que durante décadas no hubiera otro producto disponible. “Nosotros”, decía anteayer Mariano Rajoy, “somos los que sabemos gestionar y sacar de España de donde la mete el PSOE”. La verdad que como proyecto político no parece muy entusiasmante.

Fíjense en el PSOE en cambio. Lo primero, pues entregarse unos premios a sí mismos. Se los dieron, entre otros, a Nadia Calviño, a Javier Lambán y oh, sorpresa, a Ángel Víctor Torres, cuya propensión a la prosa poética es cada día más preocupante: “Haremos que el sol cambie la imagen negra de la lava que invade la isla”. Joder. ¿Ya tienen también el sol en nómina? ¿A nivel nacional o solo aquí abajo? ¿Lo han puesto de viceconsejero de algo? Torres cosechó casi tantos aplausos como Calviño y muchos más que Anne Hidalgo, la alcaldesa de París, y sin ninguna relación con Augusto Hidalgo, quien quizás se reprimió para no levantarse y recoger el reconocimiento al grito sonriente de “Hidalgo soy yo”. Lo mejor recordar a Marín, un tipo de excepcional inteligencia, solvencia y patriotismo europeísta que ha sido y no debería dejar de ser un referente del PSOE. Y no puedo dejar de pensar en qué pensaría un socialdemócrata muy templado como él, al que no se le cayeron los anillos en presidir la fundación de Iberdrola después de retirarse de la política, de los espasmos izquierdistas y los pujos antisistema de un PSOE que gobierna con Podemos. Tal vez lo entendería sin problemas – igualmente -- como propaganda. Como un paso más de la propaganda hacia su infinita pretensión de sustituir a la realidad. El PSOE es todo aquello que no sea la derecha que es Franco, que es egoísmo, que son ruines intereses espurios, que son fachas con piel de cordero liberal, que son traidores de España, que son los que se empecinan en España, que son la maldición del país, que son una eco de su maldad, que odian a los pobres, a los inmigrantes, a los jóvenes, a los homosexuales y transexuales, a los decoradores de interiores, a los tatuadores de encías. El PSOE es – justamente-- todo lo demás.

En la delegación canaria no hay grandes dudas ni controversias subterráneas. La principal, si Nira Fierro, coautora de una de las ponencias a debate en el cónclave de este fin de semana, entrará en el comité ejecutivo federal. Antes estaba ahí, entre los inmortales, Héctor Gómez, que seguirá en la dirección ejecutiva, pero como miembro nato, dada su aun flamante condición de portavoz del grupo socialista en el Congreso de los Diputados. Si Fierro finalmente entra, además de pellizcarse, quizás abandone la vicesecretaria general del PSOE canario, para abrírsele una carrera en el Congreso o en el Senado en 2023. O puede que no. Torres lleva meses esquivando con una sonrisa – a veces un rictus de hartazgo – todas las preguntas acerca de sus previsiones y planes sobre las relaciones entre los tres acontecimientos: las apuestas del 40 Congreso Federal, los equilibrios imprescindibles del Congreso Regional, la remodelación del Gobierno autonómico para el último año y medio de legislatura. Su hiperactividad en las últimas semanas, al menos, ha alejado a los moscones más pertinaces de su alrededor. Pero ya tiene casi todas las conversaciones esenciales hechas y las piezas a jugar en el bolsillo. Imagino que a veces les hace sonar y la música no le convence del todo.