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Tribuna abierta

No se olviden tan rápido de la enfermería

El viernes 12 de mayo estuve en Madrid para acudir al congreso internacional LIVES 40 de la European Society of Intensive Care Medicine (ESCIM) para presentar una comunicación, fruto de mi tesis doctoral. De camino a exponer mi trabajo ante médicos y enfermeras de la comunidad internacional, a escasos metros del lugar donde se celebraba el evento… me encontré con “El árbol de la vida”, monumento realizado por el escultor Jaume Plensa a iniciativa de la fundación Agrupación Mutual Aseguradora (AMA) de los profesionales sanitarios en memoria y reconocimiento de los sanitarios fallecidos en el ejercicio de su profesión durante la pandemia por COVID-19. Y, tras este encuentro fortuito, no he podido dejar de pensar el resto del fin de semana, lo que el universo, el destino o las calles madrileña habían puesto de forma casual en mi camino.

El tema, que me resulta bastante familiar, pues es precisamente a lo que estoy dedicando mi investigación doctoral y sobre lo que iba a hablar en la conferencia (Grosso modo, trato de analizar las actitudes y sentimientos laborales del personal sanitario, desde el inicio de la crisis sanitaria y, tras 5 oleadas de COVID-19), de donde he extraído que más del 25% de los sanitarios de Canarias tras las sucesivas oleadas, se encuentran exhaustos a nivel físico, psicológico y emocional e incluso, uno de cada cinco, afirma sentirse quemado por su trabajo actual. Además, otro dato relevante que he extraído de mi estudio, es que alrededor del 18% ha precisado apoyo psicológico o terapia psiquiátrica en algún momento desde el inicio de la crisis sanitaria (en números redondos, 4.000 de los aproximadamente 22.000 profesionales sanitarios que trabajan hoy día en nuestra Comunidad Autónoma)

Sin embargo, la mitad de los sanitarios afirman que siguen dispuestao a trabajar más horas, a ejercer en sus días libres y hacerlo en otros centros sanitarios si fuera necesario. Y por supuesto, que renunciarían voluntariamente a sus vacaciones para reincorporarse a sus puestos de trabajo si el servicio lo requiriese. Otro dato importante extraído del estudio es que estos profesionales, no se sienten apoyados por las instituciones a las que pertenecen.

No me extraña para nada este sentimiento, pues otra casualidad más de este pasado viernes 12 de mayo, es que también se celebraba el Día Internacional de la enfermería. Y desgraciadamente, a pesar de haber vivido un pandemia, parece que no hemos aprendido nada en absoluto. Las condiciones laborales de las enfermeras continúan igual de precarias, como antes de la llegada del SARS-CoV-2.

La inestabilidad laboral, las altas cargas de trabajo, los bajos sueldos, los bajos ratios profesional:paciente, las especialidades que nunca llegan, el vivir pegado al teléfono esperando que te renueven el contrato, todas son circunstancias previas a la era del COVID-19.

Para no cansarles, tras un fin de semana en el que se ha celebrado la profesión, durante los cócteles convocados por nuestros respectivos colegios profesionales, permítanme revolver un poco sus conciencias. No olviden el miedo que sintieron cuando atendieron a su primer paciente COVID al principio de la pandemia.No olviden el miedo que sintieron de llevarse la infección a sus hogares.

No olviden el sudor y las marcas de su piel tras horas continuas con el EPI. No olviden cuando se infectaron. No olviden los aplausos del inicio y las palmaditas en la espalda cuando bajaba la incidencia acumulada. No olviden cuando tuvieron que reutilizar los escasos EPIs disponibles. No se olviden de cuando participaron en la vacunación de la población. No se olviden de todo el esfuerzo que destinaron junto a sus compañeras para acabar lo antes posible con esta terrible situación.

Recuerden que somos las enfermeras con más preparación académica de Europa. Recuerden que pueden investigar, impartir docencia universitaria y proporcionar cuidados basados en la evidencia científica. No lo olviden ustedes nunca, pues parece que somos los sanitarios los primeros en olvidarlo. Porque nunca pensé que la sociedad y los dirigentes políticos olvidaran tan rápidamente el papel de la Enfermería en esta pandemia y menos después de quedarnos muchos en el camino. No olviden que estamos en la investigación sin respaldo de ninguna entidad pública ni privada ni de ningún colegio profesional. Estuve en el Congreso gracias a los ahorros, después de quedarme en el paro tras la pandemia.

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