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Breverías 113

Breverías 113

Me ha tocado vivir últimamente una serie de situaciones de ansiedad, de frustrante incertidumbre, de estrés en una palabra. Evocando los paliativos de tratados de psicología, me he detenido en una frase lapidaria del psiquiatra Luis Rojas Marcos; «si una cosa te va mal, no permitas que invada lo que te va bien». Ya sé que suena bien y razonable, aunque ciertamente no es nada fácil. Para ello casi hay que ser como el flemático empresario del chiste inglés, que poco antes de abandonar la oficina para disfrutar de su «weekend», recibe un telegrama informándole que una de sus fábricas acaba de incendiarse. Su reacción es la de depositar el aviso sobre su escritorio, comentando: «vaya disgusto me voy a llevar el lunes por la mañana».

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Creo haber comentado la ocasión en que caí en la tentación de comprarme un libro, tan sólo por lo atractivo de su título: «Un caballo entra en un bar». El libro no estaba a la altura del sugestivo encabezamiento, y deserté a la mitad de su lectura. Pero lo que no sabía entonces es que la frase alude a un chiste clásico. Por si no lo conocen, se lo resumo. Un caballo entra en un bar y pide que le sirvan un café. Se lo toma, y a la hora de pagar el barman le dice que son 2 euros. Ante la expectación despertada por su presencia, el caballo inquiere del barman la razón de tanto revuelo. A lo que el barman le contesta:»es que es la única vez que un caballo ha estado en este bar». A lo que replica el equino: «¡hombre claro, con estos precios!».

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¿Verdad que es irritante leer un titular de periódico, pregonando por ejemplo que «conocido futbolista sorprendido robando en un supermercado»?, para constatar, tras haberse pegado la lectura completa del artículo, que al futbolista de marras no lo conoce ni su familia.

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Y ya metidos en el capítulo de cotidianas urticarias, ¿a que les irritan como a mí las series televisivas de cirujanos donde los protagonistas, en plena operación a corazón abierto, platican animadamente sobre sus planes para el fin de semana, o sobre el nuevo peinado de la enfermera responsable del desfibrilador?.

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Tengo una prima que en el gobierno sueco recién relevado ostentaba el cargo de secretaria de estado, responsable de las empresas de titularidad estatal. Con ocasión de la vuelta al turismo post pandemia se formó un cuello de botella en el aeropuerto de Estocolmo a la hora de la expedición y renovación de pasaportes. Mi prima se encontró que a punto de iniciar unas vacaciones en Grecia, no había puesto al día los pasaportes de sus hijos. Para conseguirlos justo antes de la salida para Atenas, tuvo que hacer cola, turnándose con su marido durante 3 días en el aeropuerto, como cualquier hijo de vecino. No voy a comentar este incidente, ni establecer comparaciones, siempre odiosas. Simplemente ahí lo dejo.

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