Observatorio

Curiosidad creativa en la sociedad digital

Centro de datos de internet

Centro de datos de internet / Efe

Miguel Ángel Betancor León

«Lo importante es no parar

de cuestionarte.

La curiosidad tiene su propia

razón de ser».

Albert Einstein

A lo largo de la historia hemos vivido numerosas revoluciones: la agrícola, la industrial o la tecnológica, solo por poner algunos ejemplos. Hoy, sin embargo, estamos ante nuevas realidades que sobrepasan el concepto de revolución, hoy la sociedad está inmersa en un nuevo Renacimiento Transformador en el que se convive con la máquina tecno humanizada.

Con una inteligencia artificial que, aunque de momento creo que no podemos considerarla inteligencia, ya que para ello deberá poner a las personas en el centro de la transformación cultural de este siglo, siglo que camina más allá de la ciencia ficción.

Hoy hablamos del Internet de las cosas (IoT) pero si olvidamos el IoP, el Internet de las Personas, estaremos olvidando la importancia de los valores humanistas y daremos pie a la digitofobia de los nuevos luditas o apocalípticos de este siglo.

Las personas estamos acostumbradas a tener experiencias físicas para disfrutar de una obra de arte en un espacio físico dedicado a tal fin o a prácticas comunicativas presenciales, en cambio ante esta transformación digital podemos ver una obra de arte y ampliar su valor oyendo la música de esa época u oler las flores de un paisaje pintado. Estas experiencias inmersivas amplificarán nuestra visión sobre esa gran obra de arte.

En tiempos no muy lejanos abríamos el buzón de casa, actualmente abrimos el e-mail y seguimos recibiendo información. Se hace necesario transformar para poder expandir significados como las experiencias inmersivas. Combinando efectos digitales, música e interactividad se recrean los espacios físicos como los espectáculos de drones. La digitalización de los procesos productivos, educativos, sociales y lúdicos nos llevarán a una cultura Phygital o Physital, en la que conviviremos entre lo físico y digital.

Cuando se inventó la imprenta fue cuestionada porque se pensó que sustituiría a la palabra; no obstante, ha ampliado la riqueza cultural de la sociedad.

Jugábamos y jugamos físicamente, y hoy nos divertimos del mismo modo jugando digitalmente, podemos conducir un coche Fórmula 1 en los simuladores de coches, en los Simracing o simplemente nos entretenemos con drones en entornos virtuales (Homo Gamer).

Ante estos avances, ¿qué podemos hacer para que sea útil en nuestro quehacer diario? Simplemente despertar la curiosidad creativa bajo la lupa de esta sociedad digital.

Hay que desaprender conductas y actitudes propias de otro tiempo y reconectarse ante esta realidad transformadora, aunque de forma transversal e interdisciplinar, no en silos académicos. En este sentido, en una sociedad cada vez más urbanita y que, probablemente, en el 2050 será un 70% de la población mundial, serán necesarias actuaciones transversales y transformadoras de los entornos urbanos. En este sentido, arquitectos y urbanistas pondrán su saber para que en el diseño de las ciudades y espacios públicos pongan en el centro a las personas, una planificación urbana que trabaje el concepto de la ética de los cuidados y el bienestar de toda la ciudadanía.

Afortunadamente, ya encontramos estudios de arquitectura en los que se unen expertos de diferentes disciplinas del conocimiento (psicólogos, neurocientíficos, educadores…) para desarrollar la llamada Neuroarquitectura o Neurourbanismo.

No podemos caer en las llamadas Smart Cities que pusieron a la tecnología en el centro de las ciudades y, como consecuencia, muchas han fracasado. La tecnología caduca, el ser humano jamás, simplemente evoluciona y hoy será en un entorno digital.

Por todo ello, repetimos, será necesario despertar nuestra curiosidad creativa ante esta nueva sociedad digital humanizada.

Yo puedo ser curioso, lo cual ha guiado mi forma de entender y proponer nuevas ideas; no las compré en Amazon u otras plataformas digitales, sino aplicando las ADR: Aprender, Desaprender y Reaprender. Tenemos que empezar a olvidar ideas tradicionales que en su momento fueron válidas, pero que hoy en este nuevo renacimiento debemos transformar.

Si un país o determinadas organizaciones políticas quieren evolucionar deben ser curiosos y concebir lo digital como una oportunidad. Personalmente, me asusta que los gobernantes que legislan no entiendan este proceso y se limiten a levantar la mano o hacer un clic para votar desde su escaño del ágora política.

Las leyes se escriben, pero primero hay que experimentarlas y no demonizarlas. La verdadera transformación radica en ser creativos, pues se genera una nueva visión creando un nuevo ecosistema en el que lo natural y lo artificial puedan convivir, de forma pacífica y sostenible.

La Innovación o lo que hoy en día está muy de moda, la disrupción, no tiene sentido sin una creatividad curiosa que pone al descubierto nuestra ignorancia y, por tanto, nos permite sentir la necesidad de seguir aprendiendo cada día, más allá haber obtenido un título. La creatividad no es individual sino compartida, esta premisa debe estar presente en las aulas pues es en comunidad donde se comparten ideas y surgen otras nuevas y originales, de ahí la importancia de compartir saberes entre alumnado y docentes, en este mundo cambiante es imprescindible, además, trabajar de forma multidisciplinar y despertar el pensamiento crítico del alumnado. Coexiste el miedo y la incertidumbre ante el hecho de que puedan usar la IA para realizar sus trabajos; sin embargo, si enseñamos su uso de forma educativa y correcta podremos mejorar en numerosos ámbitos, ya sea en la salud, la educación o en el rendimiento deportivo.

La tecnología que me interesa es la que tiene que ver más con una respuesta a una necesidad y no tanto como una aplicación convencional de los avances alcanzados.

En las aulas, en las organizaciones sociales y en las políticas tendríamos que despertar esa curiosidad creativa:

Abrir las mentes.

Mirar con una nueva frescura sin prejuicios.

Saber olvidar conceptos caducos y no atarse a ideas fijas.

El aprendizaje permanente como centro del cambio.

Asumir la ignorancia como una oportunidad para una nueva energía creativa.

Equivocarse no solo sirve para aceptar los errores, sino también para aprender y para crecer como personas.

Juega con tu mente de forma divertida, pues jugando con las ideas ludifica la creatividad.

Sal del espacio cerrado de las ideas y camina, escucha música y ¡verás como se despiertan nuevas ideas o aclaras lo que en el despacho no podías!

Imagina el futuro, sueña con tus ideas, pero no las conviertas en una película de ciencia ficción, puedes soñar con los ojos abiertos ya que ¡somos los únicos que podemos dar forma a esos sueños de un futuro mejor!

Fluir entre el pasado y lo nuevo generando una sociedad retrofuturista.

Comparte las ideas sin miedo.

Sin pasión no hay éxito.

Cuestiónate, aunque estés seguro de tus ideas.

La creatividad curiosa, un eficaz nutriente que será un nuevo ingrediente individual, organizacional y éxito social.

En definitiva, la necesidad de trabajar el pensamiento creativo y divergente para dar respuestas igualmente creativas a los retos de este siglo XXI.

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