Punto de vista

Lo que esconden los datos del mercado laboral

El importante avance del empleo oculta la existencia de dos males de nuestro mercado laboral desde hace décadas: la tasa de paro es la más elevada de la zona euro y la productividad crece poco

Archivo - Entrada de una Oficina de Empleo

Archivo - Entrada de una Oficina de Empleo / Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Carme Poveda

Nos vamos de vacaciones con el buen sabor de boca que nos han dejado los datos de afiliación y paro correspondientes al mes de julio. Pero cabe preguntarse: ¿existe el milagro del mercado laboral español? ¿Qué parte del éxito se puede atribuir a la reforma laboral?

La economía española ha alcanzado una cifra histórica de 20,9 millones de afiliados a la Seguridad Social. Pero este importante avance del empleo oculta la existencia de dos males de nuestro mercado laboral desde hace décadas: la tasa de paro es la más elevada de la zona euro y la productividad crece poco. Aspirar a situar la tasa de paro en el 8%, definiendo este valor como el pleno empleo, nos indica hasta qué punto nuestro mercado laboral padece de importantes deficiencias (políticas activas ineficaces, desajuste entre oferta y demanda, ayudas públicas mal diseñadas o economía sumergida que desincentiva la búsqueda de empleo). Por otro lado, si la productividad no crece lo suficiente, tampoco lo harán los salarios ni la renta por habitante.

El pobre crecimiento de la productividad laboral es un elemento preocupante sobre todo si tenemos en cuenta que el 52% del aumento de las afiliaciones netas que se ha producido entre finales de 2019 y 2022 se concentra en tres sectores de alto valor añadido: el sector público (incluida la sanidad), las actividades profesionales y técnicas y el sector TIC. Entonces, ¿por qué no aumenta más la productividad? Puede haber distintas explicaciones: el bajo (o nulo) crecimiento de la productividad en el sector público; el peso creciente del sector servicios frente a la industria, que es el que lidera el crecimiento de la productividad, e incluso hay quien apunta que no estamos midiendo bien el impacto de la actual revolución tecnológica sobre la productividad. En cualquier caso, no es descartable que pueda producirse un cambio de tendencia en los próximos años.

También es importante recordar que el buen comportamiento del empleo no es exclusivo de la economía española, sino que está sucediendo en la mayoría de los países europeos con más o menos intensidad. Sin ir más lejos, la tasa de paro de la eurozona se situó en el 6,4% en junio, un mínimo histórico a pesar de que la economía ha estado estancada durante dos trimestres consecutivos. El caso más atípico es el alemán. En los últimos tres trimestres la economía alemana ha estado estancada o en recesión, y, sin embargo, tiene la tasa de paro más baja de la historia (3%). Por lo tanto, de ser un milagro, lo sería en prácticamente toda Europa.

¿Qué impacto está teniendo la reforma laboral sobre el empleo? El más importante es que ha disminuido la tasa de temporalidad, hasta el 17,3%, muy por debajo del 25,4% que alcanzó en el cuarto trimestre de 2021, antes de que se aprobase. El contrato temporal ha quedado reducido a casos muy excepcionales y, en contrapartida, se ha producido un incremento muy notable del contrato fijo discontinuo. Sin embargo, hay que preguntarse si la reducción de la temporalidad contractual se ha traducido también en una reducción de la temporalidad efectiva (medido en periodos de inactividad).

Los datos muestran que tras la reforma laboral la reducción de contratos temporales no se ha traducido en menores transiciones del empleo al paro, al contrario de lo que se esperaba. Es prematuro extraer conclusiones, pero nos pone en preaviso sobre el coste en términos de pérdida de renta que pueden tener los trabajadores con contrato fijo discontinuo y largos períodos de inactividad, además de desincentivar la movilidad laboral para no perder la indemnización por despido.

Por otro lado, la empresa podría tener incentivos a contratar con contrato fijo discontinuo en vez de hacerlo con fijo ordinario para disponer de mayor flexibilidad y posponer el pago de indemnizaciones. Los economistas Marcel Jansen y Florentino Felgueroso, expertos de Fedea, proponen introducir los bonus malus, una especie de penalización para las empresas que abusen de la rotación (periodos de inactividad en los contratos fijos discontinuos), ya que estarían incrementando el gasto en prestaciones de paro que acabarían soportando las empresas con mayor estabilidad laboral.

En definitiva, podemos estar más que satisfechos con la evolución del empleo, pero no olvidemos que bajo las grandes cifras se esconden algunos problemas estructurales que todavía padece nuestro mercado laboral y que el futuro gobierno deberá resolver con nuevas políticas y reformas.

Suscríbete para seguir leyendo