Papel vegetal

Occidente no se sale esta vez con la suya

La mayoría de los países del llamado Sur Global no comparten el eurocentrismo de Occidente

Los presidentes de Francia, Indonesia, India, Brasil y Estados Unidos, durante la clausura de la cumbre del G20.

Los presidentes de Francia, Indonesia, India, Brasil y Estados Unidos, durante la clausura de la cumbre del G20.

Joaquín Rábago

Joaquín Rábago

Estaba empeñado el Occidente colectivo en lograr una condena explícita de la invasión rusa de Ucrania en la cumbre del G20 celebrada en la India, pero, a diferencia de lo ocurrido en la anterior de Bali, esta vez no se salió con la suya.

No sólo no consiguió el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, como entonces dirigirse por vídeo a los reunidos, sino que la cumbre se limitó a emitir una declaración en defensa de la integridad territorial de los países y de condena de cualquier anexión, pero sin mencionar expresamente a Rusia.

La mayoría de los países del llamado Sur Global no comparten el eurocentrismo de Occidente y para ellos la invasión rusa de Ucrania es sólo una disputa territorial entre dos vecinos o una guerra por procuración entre dos bloques, con ninguno de los cuales quieren identificarse.

El desaire sufrido esta vez por Kiev, acostumbrado a otro tipo de tratamiento, indignó al Gobierno de Volodímir Zelenski, que tuvo además que ver cómo en la parte de la declaración final relativa a las exportaciones agrícolas se tenía en cuenta la petición del Kremlin de que se permita también a Rusia exportar su grano y sus fertilizantes.

Esta exigencia del Gobierno de Vladimir Putin implicaría levantar las sanciones contra los bancos rusos, algo a lo que no parece dispuesto Occidente.

El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, no ocultó su satisfacción por el hecho de que el Sur global hubiese dejado claro una vez más a Occidente su rechazo de la «ucranización» de este tipo de reuniones.

Poniendo al mal tiempo buena cara, el canciller federal alemán, Olaf Scholz, comentó, al final de la reunión, que había sido una «cumbre de decisiones», en la que se habían producido «avances».

Tal vez para compensar, su más atlantista que ecologista ministra de Exteriores, Annalena Baerbock, se apresuró a viajar este lunes a la capital ucraniana - su cuarta visita desde que comenzó la guerra- para expresar al Gobierno de Zelenski el firme apoyo de Berlín a su solicitud de ingreso en la UE.

En un claro intento de recuperar la iniciativa frente a la China de la Nueva Ruta de la Seda, los países del G7 – EEUU, Canadá, Francia, Alemania, Italia R. Unido, Japón y la UE- anunciaron la próxima puesta en marcha de un programa de infraestructuras.

En competencia directa con el proyecto estrella de Pekín, se busca así potenciar el comercio entre la India, la región del Golfo y Europa con la construcción de una línea de ferrocarril que atravesará Turquía e Irak.

Sin embargo, esa línea férrea no continuará hasta la India, aunque ese país tiene desde la época colonial británica el mismo ancho de vía que Europa, pues para ello el ferrocarril tendría que atravesar Irán, que sigue formando parte del «eje del mal».

Así es que en principio se ha previsto una conexión marítima entre la India y los Emiratos Árabes Unidos, que enlazará en este país de Oriente Medio con el ferrocarril.

Como concesión más bien simbólica a los países del Sur, en Nueva Delhi se decidió también admitir en el G20 a la Unión Africana a título de «organización regional», igual que está ya representada en el grupo la propia Unión Europea.

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