Azul atlántico

Día del orgullo diocesano

Un 75% de la financiación de la labor asistencial, educativo, evangelizadora y cultural de la Iglesia se sufraga con la aportación de los fieles

Celebración del Corpus Christi en la Catedral de Santa Ana

Celebración del Corpus Christi en la Catedral de Santa Ana / C. T.

Fernando Canellada

Fernando Canellada

Dalí dijo que «la ciencia demostrará un día la existencia de Dios». Y viene ahora el ingeniero francés Michel-Yves Bolloré con un libro de éxito para afirmar que «es imposible científicamente que Dios no exista». Este no es un día ni el lugar para saciar la sed metafísica. Es más sencillo. Se trata de la jornada de la Iglesia diocesana, la de aquí, un domingo para repasar lo que la Iglesia hace en las Islas. En los centros para mitigar la pobreza de la Iglesia de Canarias han sido atendidas 21.827 personas; en los de rehabilitación para drogodependientes, 12.992; por los de asistencia a migrantes y refugiados han pasado 2.398; y los menores y tutelados han sido atendidos 11.904; en total, en una diócesis con 138 curas y 298 parroquias, en sus 129 centros han sido atendidas 28.487 personas.

Un 75% de la financiación de la labor asistencial, educativo, evangelizadora y cultural de la Iglesia se sufraga con la aportación de los fieles. Los fines de semana miles de personas acuden a las Iglesias y aquí las manifestaciones públicas en las fiestas religiosas y en las procesiones son constantes en las calles.

Hoy es un día para estar orgullosos de nuestra fe, de haber conocido a Jesucristo. Eso alienta el obispo José Mazuelos. Con más o menos fortuna, la iglesia trata de llenar el vacío espiritual de las sociedades actuales. Esta misma semana organiza en el campus de Tafira unas jornadas de Filosofía. No deberíamos permitir que la mentira sea el nuevo orden mundial. Europa, sin olvidar sus raíces, debe luchar contra la mentira en esta época de posverdad. Necesitamos ser humanos y formarnos espiritualmente, responder en que consiste una buena vida y una buena sociedad. Las parroquias contribuyen a ese objetivo. Y si hay algún cura pederasta que le caiga el peso de la ley, como ha ocurrido con entrenadores de gimnasia o profesores de kárate.

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