Reseteando

El sueño en llamas

El suceso valenciano pone al desnudo la facilidad con la que en este país se toman decisiones que ponen en peligro la vida de los demás

El heroico trabajo de los bomberos en el incendio de Valencia, en imágenes

El heroico trabajo de los bomberos en el incendio de Valencia, en imágenes / Levante-emv

Javier Durán

Javier Durán

La conversión en cenizas y ruina bélica de los edificios de Valencia, consumidos en una hora por un fuego escandaloso, tiene todos los ingredientes del sueño derrotado bajo la devastación más absoluta y mortal, pero también por ese ladrillazo perpetúo que no abandona el análisis económico nacional: precios desorbitados, alquileres sin límite, especulación del suelo, crisis de promotores, falta de vivienda social, pelotazos, corrupción, altos tipos de interés, hipotecas con cláusulas abusivas...

Las antorchas que ardieron el jueves en el barrio del Campanar son, en su esencia, el mejor cuaderno de bitácora de una orgía que todavía busca al cerebro que la puso en marcha. Todo arrancó con anuncios publicitarios (para animar la venta) de unos inmuebles que representaban el nuevo estilo de vida que se esnifaba en el ambiente, acorde con la burbuja inmobiliaria y con la propia que vivían los que soñaban con una residencia habitual con jacuzzi, spa, zona chill out, piscina, seguridad, domótica, jardines...

Y antes de la tragedia y el asombro, la quiebra contable de la promotora, absorción por un banco, aparición de otra firma que acaba la obra... Nada raro en la geografía nacional, donde basta una patada a una piedra para que aparezcan compradores esquilmados, que están endeudados y que cargan con un enorme archivo de vicios ocultos. El suceso valenciano pone al desnudo la facilidad con la que en este país se toman decisiones que ponen en peligro la vida de los demás.

Ni los mismos técnicos saben qué coño había en la fachada de estos edificios, que en algún momento del fuego pudieron hasta parecer depósitos de combustible en plena efervescencia inflamatoria. ¿Tendrán una caja negra que dé testimonio de los cambios que se realizaron durante las obras, frente a lo plasmado en el proyecto inicial para la licencia municipal? La evidencia contundente es que allí no había nada bueno. Era un sueño para sus infelices moradores. Pero también una trampa mortal que nos lleva a cagarnos en los que deben velar por la seguridad del resto.

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