Reseteando

Órdenes de la dirección o del ‘elefante blanco’

Miguel Ángel Ramírez, uno de los imputados, en una imagen de archivo.

Miguel Ángel Ramírez, uno de los imputados, en una imagen de archivo.

Javier Durán

Javier Durán

En el brebaje televisivo a uno le pueda entrar cualquier cosa por los ojos y el cerebro, y quedarse tal cual. Hay tantas machangadas que crece en racimo la audiencia del Cine Clásico de La 2 (la última película fue La aventura del Poseidón), algo más sustancioso que el martirologio televisivo flotante. Pero uno siempre tiene cabida para meterse una jeringa más de estupefacción.

En la Autonómica, que la paga el pueblo, torcieron a las bravas, en plan «llegó el comandante y mandó a parar», las palabras que el colega Francisco Pomares le iba a dedicar al último asunto de las mascarillas, una enredina que afecta a la fiscalidad, honorabilidad y catadura moral del superhombre Miguel Ángel Ramírez y a Lucas Bravo de Laguna, los más notorios entre un grupito dedicado al business que te pone a huevo la pandemia.

La conductora del espécimen podía haber exigido en directo un cortocircuito y frenar así la papa que le metió en la boca al tertuliano, o hacer una señal para suspender la emisión con una imagen de un surfista cogiendo una ola en El Confital. Pero la profesional (o no) se la jugó y lanzó al aire una frase acojonante: «Órdenes de la dirección». Y «cíñase al tema». O sea, que un director que trabaja para la producción no veía bien que el periodista abordase un asunto que afecta al presidente de la UD Las Palmas y a la cabeza visible de una partidillo político que se llama Unidos por Gran Canaria (UxGC).

Los instigadores del desafortunado interruptus, sin una pizca de hidratante, ven lamentable lo sucedido, revocan al director cauteloso, y blablablá. Se habrán pensado que la Autonómica viene a ser el consejo de administración que rige los destinos del equipo amarillo, y que la audiencia televisiva es la peña de hinchas que se deja la voz en el Estadio.

Realmente, señores, desconfío de que el inspirador de la orden de no diseccionar el último expediente de la mascarilla venga de un básico del engranaje, y no desde la obediencia al elefante blanco que se acurruca en las entretelas. Corresponde al Parlamento hacer averiguaciones sobre quién entra y sale en la RTVC.

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