Opinión | Miradas a la ciudad

Lola Galovart

Filosofía en las paredes

Grafitti de navidad en uno de los bloques de Las Rehoyas. Al fondo, la plaza de La Navidad.

Grafitti de navidad en uno de los bloques de Las Rehoyas. Al fondo, la plaza de La Navidad. / JUAN CASTRO

Cada vez que caminamos por allí, nos hacemos una foto. «Clic». Es en el paseo de la playa de Las Canteras donde mis amigas y yo nos plantamos delante de una pared embellecida de colores, dibujos y grandes letras: «Nada es para siempre, hazlo inolvidable». El mural vitamina y estimula a vivir con intensidad hasta las cosas nimias.

En la otra esquina de la ciudad, cada vez que marchamos por el paseo marítimo, desde el barrio de Vegueta, cruzamos la autopista por el pasadizo subterráneo y, curiosas, nos adentramos en el universo grafitero de sus paredes. Todo un tratado de filosofía. A la entrada, un grafiti, «Fuera moros», y a su lado, con otra letra, su contrario, «Welcome». Unos metros más allá, una pintada: «Si quieres saber lo que es vivir, tienes que haber estado muerto». Muy cerca, otra: «Mientras buscas un fin, encuentras un medio». Continuamos caminando y otra: «La alarma ya no me despierta, la vida es una mierda. No intentes convencerme, corre antes de que sea tarde, sólo hay flores pa mi madre, lo demás ya es que me aburre». Debajo, con otra letra, alguien responde: «Tienes razón, estamos solos. Todo funciona cuando te respetas». Según avanzamos por el túnel: «Si miras al sol pierdes las rejas pero no te pierdas el sol». Y casi al final del tubo urbano, «No te olvides que eres un animal». A la salida, aún en penumbra, «No me llames si nunca pisas mi puerta de dolor». Después, con luz, «Siempre estoy soñando el sol... Contigo todo el año». Cruzamos el pasadizo, ya en el paseo: «El demonio que más aterra aparte de la realidad, es la conciencia». Al lado, con otra letra, un grito: «Pastillas para evadir la realidad». Y al final, «Quisiera que las fronteras fuesen como el horizonte, a cada paso más lejos queden».

Aquí, mis amigas y yo nos detenemos y, plantadas ante la sabia pared, nos hacemos otra estimulante foto. «Clic».