Varios días después de las manifestaciones de 20A se configura lo más que se temía: una lonja politequera de cómo ganar puntos frente a los manifestantes, o bien cómo echarle la culpa al otro de los desaguisados ocurridos y que están por ocurrir. El resultado es que no han entendido nada de nada, y que nos encaminamos a un totum revolutum del que seguramente no se saldrá jamás. O sea, lo contrario a una reflexión sosegada para diseñar una planificación que establezca cualificados filtros para urbanizaciones turísticas que hipotecan el futuro de una isla, a veces hasta de una región. El éxito de las protestas, que han logrado una repercusión nacional e internacional, merece una respuesta sesuda y colectiva. El debate no es la piltrafilla de si ecotasa sí o no, o la alternativa de un aumento a los empresarios el IGIC turístico, o bien el culebreo en torno a los macroproyectos de Cuna del Alma (Adeje) y La Tejina (Granadilla de Abona), apuntalados por alcaldes socialistas para goce y disfrute de CC. Este parcheo para mejor gloria de los políticos sin ideas no es, ni mucho menos, tener al alcance de la mano un ambicioso cambio de modelo. A lo largo de su historia moderna, el Archipiélago ha sufrido varias mutaciones económicas empujado, la mayoría de las ocasiones, por crisis que han llevado a sus agentes económicos a buscar salidas. En esta ocasión, frente al «Canarias está al límite» se encuentran unos empresarios con las faltriqueras bien llenas, que en su borrachera ni se cuestionan que el sistema pueda saltar por los aires. Defenderán su statu quo, aunque llevarán a cabo algún movimiento gatopardiano, cambiar alguna parte del todo para que nada cambie. De ellos no se puede esperar otra cosa. Pero no así de los gobernantes, obligados a dar respuesta a la insatisfacción social de un importante número de los isleños. No se trata solo de la desigualdad o de los niveles de pobreza, sino también del progresivo deterioro paisajístico. Una prueba de la desorientación política es que han empezado a disparar sin ton ni son. A lo mejor es el modelo deseado.