Opinión | Editorial

Canarias ante las elecciones europeas

La pérdida de los fondos comunitarios sería catastrófica para el desarrollo en igualdad con el continente

Banderas de la Unión Europea

Banderas de la Unión Europea / Eduardo Parra - Europa Press - Archivo

Las elecciones al Parlamento Europeo del próximo 9 de junio van a decidir la composición de la cámara comunitaria y el futuro gobierno de la Comisión Europea para afrontar los grandes retos de futuro en un complejo contexto geopolítico internacional. Canarias también se juega mucho en los próximos cinco años como territorio con necesidades específicas y tratamiento diferencial en el club comunitario, pero con muchas dudas e inquietudes respecto al rumbo que pueda tomar un Ejecutivo en Bruselas ante un proyecto europeo amenazado por el auge del neonacionalismo, el euroescepticismo y la ultraderecha liberal y predemocrática.

Es el fantasma que recorre Europa desde hace tiempo, pero que ha tomado forma política y electoral en el último lustro durante la declinante legislatura comunitaria, y para el que las encuestas pronostican un peligroso aumento de escaños con posibles consecuencias en la próxima Comisión Europea, máxime tras anunciar la actual presidenta conservadora, y candidata a repetir, Ursula Von der Leyen, que está abierta a pactar con «una parte» de esa ultraderecha.

En las primeras elecciones tras el brexit, afectado el continente por la guerra en Ucrania y por la incertidumbre respecto a la senda que seguirá EEUU a partir de noviembre, de su resultado dependerá el futuro del proyecto europeo, sometido al estrés producido por los populismos campantes en muchos países miembros (favorecedores de la peligrosa tendencia hacia la violencia) y a las crisis de las corrientes políticas dominantes en la reciente historia europea, especialmente la socialdemócrata.

Con este mar de fondo respecto al debate y el futuro de la UE, los candidatos canarios integrados en alguna de las principales listas presentadas al 9-J tratan de poner sobre el tapete electoral las claves de los intereses del Archipiélago en la UE, pero con escaso margen de maniobra por la polarización política en el ámbito estatal y el carácter plebiscitario que los dos grandes partidos, PSOE y PP, cada uno de ellos en sentido contrario al del otro, parecen haber imprimido a la consulta respecto a la gestión de Pedro Sánchez. Más allá de esta dinámica, muy pocos argumentos de política comunitaria aparecen sobre la mesa de debate hasta la fecha.

Canarias necesita en este contexto de una mayoría en el Parlamento Europeo que mantenga su tradicional sensibilidad con sus necesidades como región ultraperiférica, y de un gobierno en Bruselas que profundice en las medidas que dan cobertura a esa situación, revisando, actualizando y ampliando algunas de las que se han desarrollado en la legislatura que ahora vence.

El Gobierno regional ya ha identificado algunos de los riesgos para los próximos años en materia económica y financiera como son una posible pérdida de fondos por la incorporación a la UE de nuevos países y por tanto un recorte de los recursos para los actuales miembros; el pago de los intereses generados por el endeudamiento con el que se hizo frente a la pandemia; y el nuevo gasto al que los miembros del club están abocados en materia de seguridad y defensa ante la compleja situación geopolítica surgida de la invasión rusa de Ucrania.

La pérdida de fondos comunitarios de cohesión por parte de España y de Canarias sería catastrófica para esa carrera del Archipiélago por su desarrollo en igualdad de condiciones con el continente. El horizonte temporal de esa posibilidad se situaría en el marco financiero de la UE a partir de 2027, pero las negociaciones para establecer la hoja de ruta se iniciarán nada más estrenada la nueva legislatura. El otro gran asunto de debate de cara al 9-J en relación con Canarias vuelve a ser el fenómeno migratorio, sobre el que la actitud de la UE durante las crisis humanitarias en las regiones fronterizas, especialmente Canarias, ha sido decepcionante.

El pacto de Migración y Asilo recién aprobado, pese a los avances que supone, no asume las medidas necesarias, y parece bastante claro que va a ser sobrepasado por la realidad de una situación en África, especialmente en el Sahel, de crisis humanitarias sucesivas y enlazadas y un incremento de migrantes a las costas mediterráneas y atlánticas.

Frente a este problema, nada más lejos de una solución es la infame propuesta de 15 países de la UE de crear centros fuera de territorio comunitario para migrantes rescatados en el mar. Esto da una idea de los tintes que va a tomar la inminente campaña para estas elecciones, en las que algunos partidos están endureciendo su mensaje y sus posiciones haciendo del fenómeno migratorio un tema de confrontación y a punto de caer por el tobogán de la demagogia xenófoba.

Con estos mimbres van a tener que tejer sus argumentos los partidos españoles y en especial los 32 candidatos canarios integrados en sus respectivas listas, entre ellos el socialista Juan Fernando López Aguilar y el popular Gabriel Mato, ambos ya eurodiputados desde hace tres legislaturas, con experiencia en el Parlamento Europeo, y conocedores de sus entresijos. Son los únicos, en principio, con escaño fijo al ubicarse en puestos de salida en sendas listas de las dos grandes formaciones.

Junto a ellos tiene también posibilidades el representante de CC, Carlos Alonso, como número dos de la lista conjunta con el PNV, a la que las encuestas le aseguran un escaño con posibilidades de un segundo. Independientemente de sus opciones, todos los candidatos canarios deberán hacer causa común, más allá de posiciones ideológicas, sobre la agenda isleña en la UE que tan determinante será para el futuro inmediato del Archipiélago.

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