El cineasta y escritor David Trueba regresa a la gran pantalla con el largometraje Casi 40, una road-movie generacional donde reivindica las pequeñas cosas y a todos los que "no están en primera línea". Cinco años después de ganar seis Premios Goya con Vivir es fácil con los ojos cerrados, Trueba presentó esta película en el Festival de Cine de Málaga, donde declaró que "vivimos en un tiempo donde las apariencias importan más que las verdades y donde la pose de la felicidad es más importante que tener una vida plena". "Y eso genera ansiedad y transmitir una cara amable, vitalista y feliz convierte en aguafiestas al que reconozca que lo pasa mal; es el triunfo de la superficialidad", manifestó el cineasta.

Protagonizada por Lucía Jiménez y Fernando Ramallo, Casi 40 es un plato agridulce, cocinado a fuego lento, aderezado con música y diálogos sin lugares comunes con la gracia de las reflexiones expresadas por los personajes. En la película, como en Vivir es fácil con los ojos cerrados, la música tiene una enorme importancia, no sólo porque la excusa para esta road-movie es la presunta vuelta de Lucía a los escenarios, sino porque las canciones hilvanan todos los recuerdos que tienen juntos.