E l disco de debut de cualquier artista es por concepto una declaración de intenciones, de estilo, y de las formas musicales que persigue apuntalar si de verdad esas canciones encuentran un público que las haga suyas. El cantante y compositor tinerfeño Pedro Guerra tuvo claro todo esto cuando decidió abrir su carrera en solitario en 1995 con un álbum de título Golosinas. Un mosaico musical que trazaba un punto y aparte en el oficio de la canción de autor que frecuentó con Taller Canario desde mediados de los años 80 hasta 1991.

En febrero pasado se cumplieron 23 años de su lanzamiento, y en este 2018 Pedro Guerra celebra que hace 25 años se plantó en Madrid con la voluntad de emprender un vuelo en solitario. El músico de Güimar ha vuelto sobre sus pasos, ha remasterizado aquellos dieciesete temas que lo encumbraron como jamás había soñado, y donde filtraba a guitarra y voz los paisajes sonoros, el verbo y el sentimiento a los que le había llevado la música de la Nueva Trova, Caetano Veloso y Fito Páez, por citar tres de las grandes influencias que el propio autor reconoce.

Guerra ha activado otra vez Golosinas, con disco y gira, revestido como #Golosinas 2018, con el repertorio original y las colaboraciones de Rozalén, Juanes, Pablo López y Vanesa Martín, con quienes comparte Las gafas de Lennon, Peter Pan, Deseo y Contamíname. La gira de #Golosinas 2018 comienza hoy viernes en el Paraninfo de La Laguna; mañana sábado estará en el Teatro El Salinero, en Arrecife; y el domingo 4, en el Auditorio Alfredo Kraus, a las 20.00 horas, en formato trío.

El reencuentro con Golosinas permite que una generación de músicos canarios a los que cogió el disco acariciando la adolescencia, o en vías de convertirse en futuros artistas, rememoren el impacto que tuvo en sus vidas el primer álbum de Pedro Guerra. Canciones como El marido de la peluquera y Deseo son las preferidas de un repertorio irrepetible.

Ardiel Zaya era cantautor, y Pedro Guerra tuvo mucho que ver. Un oficio que el ahora productor (Algato Producciones) tiene aparcado. " El marido de la peluquera", exclama, cuando se le pide que elija una canción del disco. "En su conjunto marcó una época para mi generación de cantautores. Todos crecimos escuchándolo, viéndolo, hasta el punto de fijarnos mucho en su forma de componer, de escribir, de tocar la guitarra".

La también grancanaria Dácil Santana, que ha abierto conciertos para Pedro Guerra en la Isla, era muy joven, pero hay cosas que no se olvidan. "Es uno de los cantautores que sigo desde siempre con canciones como Contamíname, o El marido de la peluquera". La cantante afincada enMadrid enfatiza que "desde siempre he tenido admiración por Pedro Guerra y lo recuerdo desde muy pequeñita, y sobre todo por lo que Pedro Guerra consiguíó en esos años que era tan duro abrirse camino en la música, sin ningún tipo de recursos salvo su talento, la guitarra y las canciones. Es un referente".

Fermín Romero también apuesta por El marido de la peluquera, aunque puntualiza que "más que elegir un tema yo destacaría lo que el disco en si mismo significó y cómo se hizo, y en cuanto a lo personal supuso el confiar mucho más en lo que se hacía desde Canarias, porque al fin y al cabo Pedro, lo que hizo con ese disco, fue abrir las puertas a muchos que pretendíamos que nuestra música fuera un poquito más conocida".

La humildad

No le falta razón a Fermín Romero cuando recuerda que "el canario es excesivamente humilde a veces y no valora ni confía en lo que tiene, y de repente vez que alguien como Pedro Guerra hace un pedazo de disco con unas canciones preciosas, que está funcionando a nivel nacional, y por qué nosotros no". Nada fue igual para quienes querían crecer como músicos a guitarra y voz. Según Romero, "a partir de ahí hubo un cambio en la música en Canarias".

Para otro músico grancanario como es Said Muti, bregado en un repertorio rock, Golosinas no es una pieza menor. "Ese disco fue de los primeros que cayó en mis manos de canción de autor menos convencional, la vertiente del propio Pedro, Ismael Serrano, Javier Álvarez, que eran un poco los más modernos".

Para Muti, estamos ante "un trabajo que para cualquier persona que haga canciones en español, fue bastante impactante", y en concreto, El marido de la peluquera me parece una barbaridad de canción, y probablamente es la mejor de Pedro. Y todo lo que hizo después fue igual de bárbaro". En su opinión, el disco era la demostración de que había nacido un artista. "Hay que tenerlo como referencia, sin duda, y es un álbum que hay que revisitarlo y acudir con cariño a las canciones, y además está tocado a guitarra y voz, y sin artificios, las canciones como son, que demuestra el oficio de hacer canciones". Otro cantautor que quedó igualmente cegado por el brillo de Golosinas fue Jesús Garriga. El tinerfeño reconoce que "soy de la generación que descubrió la canción de autor cuando se editó Golosinas, y fue un disco que marcó a toda una generación y no solo en Canarias". Para Garriga, es complejo quedarse con una sola pieza del disco. "De las canciones, Deseo puede ser la que más haya cantado, y luego Dibujos animados, El marido de la peluquera, no te podría decir solo una".

En términos similares se retrata Luis Quintana, que asegura que "Golosinas es el disco más importante de canción de autor, al menos en mis comienzos. Cambió radicalmente mi visiòn de lo que podría llegar a ser". Le sorprendente a Quintana que Pedro Guerra fuera de capaz de hacer un disco a guitarra y voz y con 17 canciones. "Hoy en día, un disco a voz y guitarra con nueve canciones parece que es una eternidad, y Pedro hizo este repertorio en una época que fue revolucionario y lo sigue siendo, y no solo en Canarias, sino en todos lados".

Complicado fijar su mirada en una canción en exclusiva, si bien comparte temas con el resto de músicos que se han prestado a este envite. "Me quedaría con Deseo, El marido de la peluquera,..., todas las canciones de un disco que es una maravilla, y que visualizó ese mundo que aun sigue existiendo, de pequeños locales como Libertad 8.

Por encima de todos estos testimonios, la frase que acuña el grancanario Sergio Alzola condensa la esencia de Golosinas: "Cada unas de las canciones es una golosina para los sentidos". A Alzola el disco "me pilló siendo muy jovencito, y tuvo una influencia muy grande sobre lo que yo estaba cocinando en esa época, y de los cantautores, ha sido de los discos más importantes que se hicieron a finales del siglo XX". ¿Una canción?, pues, El marido de la peluquera. "La recuerdo de adolescente, pero en general todas las canciones de ese disco tienen ese toque de genialidad".