Pedro Guerra (Güimar, 1966) quiso volcar en Golosinas (1995) el ambiente que se respiraba en Libertad 8, el templo madrileño de la canción de autor y que le brindó la oportunidad de mostrar en público el puñado de canciones con las que el tinerfeño probó la suerte del artista lejos del confort isleño. Canciones, las de Golosinas, que en su opinión resisten el paso de los años, y cuya revisión en 2018 con la lanzamiento de la edición de aniversario, y la gira que inicia hoy en Canarias, está más que justificada. De momento, toca disfrutar de este repertorio, y habrá que esperar un tiempo para tener nuevo material de Pedro Guerra.

Arde Estocolmo fue su último álbum con material nuevo, que se publicó en 2016, y que llegó al mercado junto a la vez que 14 de ciento volando de 14 , armado a partir de textos de Joaquín Sabina. ¿Tiene Pedro Guerra canciones para un nuevo álbum?

Ahora mismo no, en noviembre arranca la gira y a partir de ahí cuando hagamos todas las fechas en Canarias, la gira ya está y solo queda tocar los conciertos que vayan saliendo, y el disco ya está en la calle. Ese es el momento en que empiezas a tener espacios para pensar en algo.

En los últimos tiempos ha optado por alternar sus trabajos de nueva creación con otros entre homenajes, revisiones y colaboraciones.

Este disco [ #Golosinas 2018], la verdad es que yo me lo plantee como un proyecto puente. He tenido trabajos como Mararía [BSO, 1998], que en su momento fue un proyecto puente; lo que hice con Ángel González [ La palabra en el aire, 2003] también lo fue. ¿Qué llamo yo un proyecto puente? Es que Arde Estocolmo y lo de Sabina fueron dos discos simultáneos en un mismo año, y eso me consumió a tope. Fue un trabajo tremendo en el que toqué todos los instrumentos, hice los arreglos, fue de una envergadura muy grande, y yo pensaba que necesitaba hacer un puente para luego volver con las canciones nuevas y con las fuerzas renovadas.

¿Es pronto entonces para aventurar hacia dónde caminará la música de Pedro Guerra de cara a nuevas graba- ciones?

Me gusta tomar esa distancia, que también los discos sean diferentes unos a otros. Si uno hace un disco detrás de otro, hay un momento en el que inevitablemente te vas a empezar a repetir a ti mismo. Tengo mucho miedo a eso y lo intento evitar. Así que celebro mis 25 años de Golosinas, me distraigo con esa historia que efectivamente no te exige un trabajo tan grande como hacer un disco de canciones nuevas y tal.

Volver a Golosinas a 2018 no es un ejercicio de nostalgia, como señala, pero ha tenido que trabajar con canciones a las que igual no se había acercado en más de una década. ¿Se ha sentido rejuvenecido como artista? ¿Se reconoce en ellas?

Si, y sin parecer arrogante, la verdad es que escucho Golosinas y me siento orgulloso de haber hecho este disco, y creo que de sus diecisiete canciones no me sobra ninguna. Tenía 28 años entonces cuando hice este disco, y para ser tan joven, y lo digo ahora que tengo 52 ahora, las puedo seguir defendiendo. Creo que a los 28 años tenía las cosas muy claras, sabía lo que quería hacer con la música y con la vida, y que tenía una manera de hacer las cosas, y lo veo con orgullo, y me digo: "Puedes volver sobre Golosinas porque hiciste un disco en aquella época que estaba muy bien". Y ahora, con el disco y la gira vuelves a ello, a algo que todavía tiene su consistencia.