P ara situar el punto de origen sobre el que se levantó Breakfast in America, el disco más celebrado de Supertramp, hay que remontarse a 1972 -siete años antes de la publicación del álbum-. Al galope de la contracultura, Roger Hodgson decidió un día de ese año comerse un ácido y, antes del viaje lisérgico, le ofreció a Rick Davies un asiento en la aventura que este rechazó. Para Hodgson, la experiencia se convirtió "en el día más feliz" de su vida; para Davies, el vínculo entre ambos comenzó a agrietarse durante esa jornada.

El derrumbe total llegó mucho después, en 1983, cuando Hodgson pegó un portazo y abandonó Supertramp, pero antes del punto final, ambos firmaron una bronca maestra: Breakfast in America, un álbum que se proyectó como un diálogo entre dos almas diferentes -Hodgson y Davies-, que se grabó en un clima marcado por el conflicto entre ambos y que, nada más asomarse por el mercado discográfico -a lomos de The Logical Song, el primer single- se convirtió en un pelotazo.

Hoy, 29 de marzo, Breakfast in America cumple 40 años y para celebrar un aniversario tan redondo, Roger Hodgson se ha embarcado en una gira mundial que arrancó en enero en Nueva Zelanda y que el 26 de julio parará en el Gran Canaria Arena. En esa cita, con el reportio que el artista británico ha ejecutado en las primeras veladas del tour, se festejarán clásicos de Supertramp como Dreamer, Fool's Overture, School o Give a Little Bit.

Grabado en la segunda mitad de 1978 y publicado el 29 de marzo de 1979, Breakfast in America fue el sexto álbum de estudio de Supertramp y el que registró mejores cifras en ventas: ronda los 20 millones de copias despachadas. Fue número uno en listas de Estados Unidos, Canadá, España o Australia.

Cuatro sencillos

El tirón del LP, que se grabó en el Studio B de The Village Recorder (Los Ángeles, EE UU), permitió a la banda inglesa sacar cuatro singles: The Logical Song, Take the Long Way Home, Goodbye Stranger y Breakfast in America -compuesta por Hodgson durante su adolescencia y que cuenta la historia de un hombre que, precisamente, nunca ha visitado en Estados Unidos-.

El sonido del disco, marcado por las 64 notas del modelo 200A del piano electrónico Wurlitzer y por el saxo de John Helliwell, recibió el visto bueno del público y de la crítica: ganó dos premios Grammy y completó el tramo más brillante de la discografía de Supertramp, que en los nueve años anteriores a 1979 dieron forma a otros cinco LPs: Supertramp, Indelibly Stamped, Crime of the Century, Crisis? What Crisis? y Even in the Quietest Moments. Las mejores canciones de ese periodo quedaron agrupadas un año después, en 1980, en Paris, un directo doble que marcó el punto culminante de la banda.