El cineasta canadiense Denys Arcand retrata en La caída del imperio americano una sociedad en el dinero es lo más importante y en la que el resto de valores parecen haberse desmoronado, a través de un intelectual que tiene un doctorado en Filosofía pero que se ve obligado a trabajar como repartidor para poder vivir decentemente. "Poderoso caballero es don dinero", alertaba en el Siglo de Oro de la Literatura española don Francisco de Quevedo, un lamento que emerge con fuerza en este filme, que pone de manifiesto que los tentáculos del acopio y la avaricia pueden romper el saco de hasta el más humilde y normal de los mortales.