Con una ráfaga de granizo en los cristales de sus ventanas se despertaron ayer por la mañana muchos vecinos de la capital en el día más frío que se recuerda en la ciudad en décadas. En Tamaraceite, San Lorenzo, Tafira, San Lorenzo, Tenoya y Las Mesas, entre otros, los trozos de hielo cayeron con fuerza suficiente para soliviantar al vecindario, aunque no con la suficiente como para causar daños materiales en viviendas, coches o huertos.

"Aquí granizó un buen rato y luego llovió mucho saltando tapas de alcantarillas y destrozando imbornales", relataba a mediodía el presidente de la asociación de vecinos Aythamy de Tamaraceite, Juan Calderín. En San Lorenzo tampoco faltaron los problemas generados por la lluvia más que por el granizo. "El barranco del Pintor estuvo corriendo toda la mañana y taponó la subida a la Tosca por culpa de la tierra y piedras que arrastra desde la cantera", señalaba Santos López desde San Lorenzo.

En la ciudad baja no se dejó ver el granizo pero la tromba de agua que comenzó a caer a media mañana y no paró hasta el mediodía causó algunos problemas con alcantarillas y calles, aunque muchos menos estragos de los que cabía esperar en vista de experiencias anteriores con mucha menos lluvia. Y es que los 30,2 litros por metro cuadrado recogidos ayer en la ciudad hacían temer lo peor.

Lo que sí causó la lluvia fue la caída de la red de semáforos en diversos lugares de la ciudad como en la plaza de España y alrededores, donde los coches se volvían locos al mediodía por intentar acceder a la rotonda sin un guardia que impusiera un poco de orden. Aunque el Ayuntamiento achacó las causas del apagón a un fallo en el suministro eléctrico también es cierto que los agentes que controlan todos estos dispositivos desde la Sala de Control de Tráfico de la Policía Local, junto al Estadio Insular, la abandonaron momentáneamente porque se inundó.

Las pequeñas inundaciones en bajos de viviendas y comercios colapsaron una vez más a los servicios de emergencia. De ahí las quejas de muchos vecinos que se quedaron esperando la ayuda de los bomberos y de Emalsa. "Nosotros hemos tenido que achicar el agua con baldes porque los bomberos nunca llegaron", se quejaba Matías Dávila desde el Barranquillo de Don Zoilo. Dávila es el presidente de la asociación de vecinos del barrio cuyo local se ha inundado tres veces ya en el último mes. En El Zurbarán pasó algo muy parecido. "Como no aparecía nadie hemos venido 12 vecinos a limpiar el cauce del barranco antes de que nos inunde las casas". José Andrés Sanjuán también advierte de que la falta de limpieza por parte de Emalsa del barranco provoca que su cauce, tapado con una reja, se tupa con maleza y desvíe el agua hacia el instituto Felo Monzón.