El historiador del arte, comisario cultural independiente y crítico de arte Orlando Franco Ramírez (Las Palmas de Gran Canaria, 1959) falleció ayer en la capital grancanaria tras una dura enfermedad. Su fallecimiento deja un enorme vacío en la escena cultural de las Islas, en particular en las prácticas artísticas contemporáneas, en las que se empleó en su faceta curatorial y de crítico, y de las relaciones con otras disciplinas como la arquitectura, la geografía humana y el urbanismo.

Los restos mortales de Franco permanecen desde anoche en el Tanatorio de San Miguel, en la Urbanización Industrial Las Torres, donde se instaló la capilla ardiente. Esta tarde, a las 20.30 horas, está prevista su incineración.

"Es una gran pérdida porque Orlando Franco es una de figuras clave del arte en Canarias en los últimos 20 años", lamentaba anoche Omar-Pascual Castillo, director del Centro Atlántico de Arte Moderno (CAAM), espacio museístico con el que el malogrado crítico y curador mantuvo una intensa relación profesional. El director del CAAM recordó que estaba programado en el mes de abril un seminario dirigido por Franco, y que recientemente se acaba de editar una publicación con textos suyos.

Orlando Franco tenía una fijación especial por el arte español contemporáneo, con una especial atención a la creación canaria desde distintos frentes, además de asumir las funciones de Coordinador del Área de Industrias Creativas del Centro Unesco de Las Palmas de Gran Canaria, entidad relacionada con el Gabinete Literario. Vinculado a la práctica curatorial en numerosas exposiciones en centros públicos y privados del Archipiélago. Fruto de esta labor fueron los proyectos expositivos Arte Internacional en las colecciones canarias (Centro Atlántico de Arte Moderno, 1990); Escenarios diferentes (Centro de Arte La Regenta en Las Palmas de Gran Canaria y La Granja en Santa Cruz de Tenerife, 1994); Espacios y modos (Edificio Miller, 2003); Eduardo Chillida. Las Gravitaciones (Fundación Mapfre, 2005); El artista como arqueólogo, Millares y El Museo Canario (Cicca, 2007) e Irradiaciones de Oramas (Cicca, 2008), entre otros. De forma pareja a la ingente actividad como comisario de arte, Orlando Franco ha publicado un gran número de artículos en prensa y revistas especializada, así como catálogos y monografías de artistas contemporáneos, entre los que cabe citar: La escena alterada: apuntes sobre la obra de Andrés Solana (1988), Voces de Lola Massieu (2002), Las pasiones inútiles: 20 años de la Galería Manuel Ojeda (2004), y entre otros, el proyecto editorial Paisaje y esfera pública (2008) del que fue co-editor junto al historiador, crítico de arte y periodista Mariano de Santa Ana.

Un libro éste coeditado por el Centro Atlántico de Arte Moderno y la Demarcación de Gran Canaria del Colegio de Arquitectos de Canarias, que reúne contribuciones breves de 124 autores vinculados al Archipiélago. "El paisaje es uno de los principales caballos de batalla contemporáneos y el análisis de las tensiones que lo atraviesan sólo se puede hacer con una aproximación multidisciplinar y abarcando un aspecto político y social amplio. Los textos de los 124 autores que participan en el libro, entre los que hay arquitectos, artistas, geógrafos, empresarios, ingenieros, escritores, sociólogos, representantes de movimientos sociales, etcétera, todos vinculados a Canarias, ofrecen un panorama reflexivo amplio sobre los problemas del paisaje contemporáneo", explicaba Orlando Franco en una entrevista a LA PROVINCIA/DLP con motivo de la presentación de dicha publicación.

"Primera voz"

En aquella entrevista, Orlando Franco, fiel al discurso que le hizo convertirse en uno de los profesionales canarios destacados en el arte y la arquitectura, y en este caso a la intervención pública en el territorio, señalaba que "en nuestras Islas cualquier cuestión relativa al paisaje adquiere de inmediato una relevancia de primera magnitud. No podemos dejar este problema en las solas manos de ciertos políticos. No podemos cruzarnos de brazos ante la continua depredación de nuestro territorio propiciada por determinados políticos conectados con determinadas estructuras económicas que actúan con una lacerante impunidad". Una publicación, que según sus propias palabras, suponía una "primera voz que desde la esfera pública, desde la sociedad civil que surge como ciudadanos conscientes de nuestra responsabilidad frente a un asunto tan crucial para nuestro devenir ".

Crítico con proyectos impulsado por el Gobierno canario con el objetivo de interrelacionar el arte y el paisaje, caso de la llamada Bienal de Canarias en las dos ediciones celebradas hasta fecha, el comisario e historiador siempre tuvo claro que arte y política, o viceversa, son disciplinas indisociables. "No veo diferencia alguna entre ambos universos. Como profesional vinculado al pensamiento y a la reflexión artística y como ciudadano consciente y responsable, no veo ningún tipo de distancias entre ambas disciplinas", decía.