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Arte

"El mercado del arte se ha transformado en una especie de Wall Street"

"El diálogo que se establece entre lo de antes y lo de ahora es el hilo conductor de esta exposición", explica la artista Vicky Uslé

La artista cántabra Vicky Uslé, junto a uno de sus cuadros de 'Akilón y Katsura', en la galería Manuel Ojeda. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuáles son las claves de Akilón y Katsura, que inaugura en la galería Manuel Ojeda?

Esta exposición reúne un grupo de pinturas, tanto sobre telas como sobre papel, apoyadas con un grupo de collages, en el que se establece un diálogo que mantengo desde hace un tiempo en torno al proceso de la pintura y de mi relación con la pintura. Entonces, en una de las paredes de la galería se exhibe un grupo de pinturas titulado Observatorio, que inauguré hace unos años, y en la pared contigua se exponen dos obras más actuales, que hablan también sobre mi relación con la pintura, pero desde otro lugar. Entonces, como ha pasado un tiempo entre aquellas y estas, se establece un diálogo entre lo de antes y lo de ahora.

¿A qué se debe el título de la exposición?

Ambos nombres tienen distintos orígenes. Akilón es el nombre de un viento particular, que viene del norte, mientras que Katsura es el nombre de un palacio japonés, que me gusta mucho. Siempre me ha interesado la arquitectura y este palacio habla sobre la relación del ser humano con la naturaleza, si estás dentro o si estás fuera, y en este palacio estás en ambos lugares a la vez. Entonces, el viento es un elemento importante para mí como símbolo del movimiento, que representa un momento en el cual, por ejemplo, puedes estar trabajando en el estudio sin que salga nada hasta que, de repente, das una pincelada y ¡zas! te azota como el viento. Y a partir de ahí, una parte del cuadro va dialogando con otra, haciendo que todo hable como una unidad. Por otra parte, también yo procedo del norte, así que, en cierto modo, también se puede pensar en ese guiño.

¿Concibió la obra de manera que su propia mirada sobre lo artístico se articulase como el hilo conductor?

Las obras de Observatorio, que exhibí hace unos años en Madrid, reflejan mi manera de observar cómo yo trabajo con la pintura y cómo la pintura me ha ido hablando poco a poco a lo largo de los años. El proceso creativo es muy importante para mí. Por eso, me interesaba confrontar ambas obras, que se corresponden con dos momentos diferentes, y exhibirlas juntas, unidas, porque se ve que hay un diálogo entre ellas que las hila. Y ese diálogo es el hilo conductor de la exposición.

¿Hoy identifica una evolución entre las primeras obras y las más recientes?

Pues ese aspecto ya debo dejárselo al espectador, porque no me corresponde a mí decirlo.

¿Y alguna variación en su relación personal con la pintura?

Mi opinión es que los cambios están presentes de manera constante, tanto en la pintura como en la vida. En este sentido, la pintura y el arte es como nosotros, porque vamos madurando y la pintura va madurando con uno mientras la trabaja. Entonces, es un crecimiento conjunto: la pintura y la vida.

Dice que el proceso creativo es una parte fundamental dentro del resultado final. ¿Cómo define su técnica?

El proceso es algo que siempre me lleva mucho tiempo. Sobre todo, me gusta mucho observar y, después de esas primeras pinceladas o esas primeras aguadas que constituyen un primer contacto me gusta alejarme un poco y tomar distancia para ver dónde continuar a partir de ahí y cómo hacer que esa imagen que se va construyendo tome forma. Entonces, para mí, la meditación, la observación y el transcurso del tiempo son una parte fundamental del proceso. Creo que esos momentos de silencio nos permiten ver e identificar cómo la pintura nos va hablando, poco a poco, en una conversación muy lenta, que puede durar muchos meses o años. En mi caso, es esa distancia y ese acercamiento, ese baile y ese vaivén el que te va hablando. Por supuesto, cada proceso es muy particular y cada artista cuenta con el suyo propio dentro de la cueva. Y el mío consiste en ese vaivén.

Una pregunta obligatoria: como hija de uno de los grandes de la abstracción, Juan Uslé, y de la artista multidisciplinar Victoria Civera, ¿supuso un reto forjarse una voz y un estilo propios?

Nunca escapo de esta pregunta (risas). Por supuesto, yo soy yo, y ellos son ellos, y han sido grandes profesores, como lo son siempre nuestros padres, los de todos. Ellos te muestran su mundo, pero cada uno construye el suyo y, en este sentido, el mundo que he ido construyendo soy yo. Por otra parte, creo que el estilo es algo que se va haciendo con el tiempo, que va creciendo y desarrollándose contigo y es para el resto de una vida. En el arte, siempre estás en la búsqueda de algo más.

A caballo entre Nueva York y Santander, ¿cómo trabó contacto con Manuel Ojeda?

Pues fue el propio Manolo quien se puso en contacto conmigo. Me dio una gran sorpresa, porque yo conocía su trabajo, a distancia, y había oído hablar mucho de su historia dentro del mundo del arte, tanto en Canarias como fuera. Por lo tanto, ya conocía aspectos sobre esa mirada tan particular que tiene y de su contacto que tiene con los artistas. Ahora, he tenido la suerte de conocerlo en persona y lo que había escuchado por parte de colegas y por la historia de su galería es verdad: la acogida ha sido muy bella y Manolo te hace sentir como si estuvieras en tu hábitat natural.

Aunque sus primeras exposiciones remiten a finales de la década de los 90, ¿diría que es difícil para los artistas jóvenes o emergentes abrirse paso en el mercado del arte?

Sin duda, es muy complicado. Para poder abrirte paso en este mundo tienes que contar con un apoyo importante por parte de las galerías, de los curadores, de la gente que te sigue. Si no tienes ese apoyo es muy complicado. Muchos de nosotros tenemos aparte otros trabajos porque, si no, no nos podemos mantener sólo con un par de exposiciones. Aunque hay otros artistas que pueden sobrevivir con el arte, siempre depende de cómo te mueves. El mercado del arte es cada vez más complicado, funciona como un mundo aparte.

¿Diría que es más complicado ahora que hace unos años?

Puede ser. Creo que se especula mucho. El mercado del arte se ha transformado en una especie de Wall Street. En cualquier caso, a nosotros, los artistas, no nos beneficia nada. Bueno, matizo: a algunos de nosotros no nos beneficia en absoluto.

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