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International Bach Festival

Trepidante broche latino

En el teatro Pérez Galdós, con la platea y los palcos de las plantas inferiores prácticamente llenos, finalizó el tercer International Bach Festival con el concierto de clausura: Latin Bach, que dio entrada a ciertas hibridaciones bachianas.

Comenzó con la Cantilena de la Bachiana Brasileira nº5, del compositor brasileño Heitor Villa-Lobos, interpretada por el Octeto de violonchelos IBF que acompañaron a la soprano Tania Lorenzo, cumpliendo los chelistas y la cantante.

La segunda pieza fue del mismo compositor con una transcripción para bandoneón del Preludio nº 3 para guitarra, ejecutada por el argentino Santiago Cimadevilla.

El siguiente compositor latinoamericano fue el argentino Ástor Piazzola. Su Coral de la ópera María de Buenos Aires dio paso al bandoneón acompañado por el octeto de chelos.

Con influencias latinoamericanas se intercaló la Dance Suite in piam memorian Johann Sebastian Bach, del compositor y director húngaro Ivan Fischer, que tantas veces nos ha visitado junto a la Orquesta del Festival de Budapest, con los siguientes movimientos: I Prelude, II Bossa Nova, III Ragtime, IV Tango, V Boogie Woggie. Fue interpretada, como de broma, por el Cuarteto Ornati, además de Moraya Sánchez al piano, el dúo Per-QT con la batería, el vibráfono y el contrabajo de Juan Márquez, junto a un flautista. Simpática interpretación.

El resto de la primera parte y toda la segunda estuvo dedicada a Ástor Piazzola. Pudimos disfrutar de la voz cálida y rotunda de Ester Alfonso de Costa, en la Balada para un loco, María de Buenos Aires, Chiquilín de Bachín y Oblivión. Las obras interpretadas con el bandoneón de Cimadevilla fueron Fuga y misterio, de reminiscencias bachianas, Adiós Nonino, obra muy triste compuesta por Piazzola al fallecimiento de su padre, del ciclo dedicado al Ángel pudimos escuchar La muerte del Ángel y el bandoneísta que vive en Ámsterdam bromeó cuando presentó la pieza del Verano Porteño de Las cuatro estaciones porteñas.

Aunque no hubo ninguna obra de J.S. Bach, las de los tres compositores del concierto denotaron gran influencia del Cantor de Santo Tomás, resultando un concierto de lo más ameno y atractivo, con el buen hacer de los intérpretes, que bordaron las ejecuciones: el Cuarteto Ornati acompañado por el dúo Per-QT, el vibráfono en los motivos fugados y el batería siempre a un ritmo muy tanguero, marcando tempi precisos; lo mismo que Moraya y Márquez. La actuación de Cimadevilla, con el fuelle, fue un ejemplo de melodiosidad y matices rematados con un ritmo trepidante. Finalmente, como propina: Libertango.

Esperemos que continúe este festival por varios años más, ya que la asistencia del público lo garantiza, y que los organizadores consigan expandirlo a otros espacios, como los visitados ya en esta edición.

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