Es usted un director que aborda tanto ópera como repertorio sinfónico, ¿cómo varía la experiencia de hacer música en ambos campos artísticos?
Suelo dirigir una o dos producciones operísticas al año. El resto del tiempo lo dedico a interpretaciones y grabaciones de música sinfónica. El trabajo que realizo al dirigir música sinfónica alcanza generalmente un grado mayor de detalle. Pero indudablemente la experiencia de la representación de ópera te ayuda a comprender mejor el sentido de la globalidad, algo que al final es también muy necesario al abordar largos movimientos sinfónicos.
Usted dirigió Salomé con la Orquesta Sinfónica de Tenerife hace unos años y se presenta en esta ocasión con la Filarmónica de Gran Canaria, ¿cómo está siendo este primer contacto?
Puedo decir que la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria es un conjunto de gran homogeneidad, aunque haya diferentes nacionalidades y escuelas presentes dentro de ella. Son músicos con los que resulta muy fácil trabajar.
Gran Canaria está en la ruta histórica del Descubrimiento de América y una de las obras del programa, el Te Deum de Dvorák, que el propio autor llamó Te Deum colombino, fue compuesto con motivo del 400 aniversario del Descubrimiento para su estreno en Nueva York en 1892, ¿Qué nos puede decir acerca del carácter y estilo de esta obra?
Dvorak no recibió a tiempo el texto para la obra conmemorativa del cuarto centenario del Descubrimiento que le había sido prometido. En su lugar escribió un Te Deum que muestra su fuerte e intensa fe en Dios, al igual que lo hacen sus otras composiciones religiosas. La escritura vocal es de gran belleza. La línea de la soprano solista me recuerda a su ópera Rusalka donde Dvorak se valió de todos los recursos estilísticos de moda en aquella época: el desarrollo clásico, la técnica del leitmotiv, las formas del lied y del aria.
El programa presenta tres autores con una cierta relación entre ellos: Haydn, Brahms y Dvorák. Además de esa relación tan especial entre Brahms y Dvorák, es resulta también interesante que Brahms compusiese sus Variaciones basándose en un tema de Haydn, de quien escucharemos la Sinfonía nº 45Los adioses.
Los adioses fue escrita para el príncipe Esterhazy. Todo surgió porque los trabajadores que la orquesta no tenían planificadas sus vacaciones y por mucho que se quejaran al final no les llegaban. Por eso, al final de la representación todos los músicos se marchan uno detrás de otor para explicar al Príncipe que tenían que coger las vacaciones de una vez por todas. El Príncipe lo comprendió y se las concedió. Respecto a las Variaciones sobre un tema de Haydn de Brahms, hoy sabemos que el Coral de San Antonio de las Variaciones no fue escrito por Haydn. Se lo dio a Brahms el archivo de la Filarmónica de Viena creyendo que se trataba de música de Haydn. Pero también hay una conexión con Haydn puesto que en el final de la obra Brahms cita un fragmento de la Sinfonía El reloj. Las Variaciones de Brahms son las primeras de la historia de la música tras las que realizó Salieri sobre el famoso tema La Folía y tuvieron una influencia enorme en todas las series de variaciones para orquesta que vinieron después, como las de Reger, Schoenberg, Britten o Ginastera.
Usted ha tenido siempre una fuerte relación con España, ¿cómo ve el momento musical que se vive en nuestro país?
Dirijo en España desde principios de los años 70, y estoy impresionado por la increíble evolución de la vida musical que ha habido en el país, debida sobre todo a la creación de nuevas salas de concierto. He dirigido en casi todas ellas. Además, poseen una bellísima arquitectura y todas magníficas acústicas. Aún más importante ha sido el progreso de las orquestas españolas en estas últimas décadas. Su nivel técnico las sitúa a un importante nivel internacional.