El diseñador canario Gabriel Croissier cambia su nombre artístico por Gabriel de Bourbon tras una reveladora prueba de ADN que ha venido a ratificar lo que hasta ahora era una tradición oral en su familia. Un 'secreto' transmitido de padres e hijos según el cual los Croissier son descendientes de la realeza francesa, una prueba de ADN realizada por el Instituto de Medicina Legal de Las Palmas.

Un perfil genético demuestra que una rama de la familia Croissier coincide con el de los Bourbon de Francia, coincidencia viene avalada por José Pestano, director del Laboratorio de Genética del Instituto de Medicina Legal de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, que realizó el estudio del cromosoma Y, que se transmite inmutable de padres a hijos varones. Pestano concluyó qu e Eduardo Croissier pertenece a la familia Bourbon.

Para obtener el perfil genético de los Bourbon, los investigadores de Igenea entre ellos, realizaron el estudio genético tres descendientes de Luis XIII (1601-1643) rey de Francia. Según Manuela Estupiñán, sus antepasados le decían que por sus venas corría sangre azul. "En la historia oral de la familia siempre se ha contado que a Gran Canaria llegó un niño con un preceptor austriaco (recordemos que María Antonieta era austriaca) y que ese niño era el delfín de Francia, que no había muerto en la cárcel de Temple, sino que fue sacado en un cesto de ropa sucia y luego embarcado destino Canarias", dice Gabriel Croissier.

El niño al que hacía referencia ocultaba su apellido, y firmaba unas veces como Juan de la Cruz, otras Juan Croivert o Juan Francés, hasta que en 1820 aparece el apellido Croissier. Según los datos que se recogen en su árbol genealógico, todos los Croissier descienden de este niño que vivió en Telde y acabó casado con María de los Remedios Expósito,en 1815 en la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria.