"Por comunista". Con ese cargo de culpa, en verano de 1936 -pocas semanas después de que Franco partiera desde Gran Canaria para liderar el golpe de Estado contra el gobierno de la II República-, Juan Tejera Santana fue detenido por la Guardia Civil. Tenía entonces 21 años y, pocos días antes, los falangistas habían asesinado a su hermano José -fugaz teniente alcalde de Telde durante los primeros meses de ese mismo año- y habían arrojado el cuerpo a la Sima de Jinámar. Su captura marcó el inicio de una odisea: fue condenado a 30 años de cárcel, de los que cumplió 14 confinado en calabozos de mala muerte en Barranco Seco (Las Palmas de Gran Canaria), Penal de Santa María (Cádiz), Melilla, Islas Chafarinas, Astorga (León) y el Valle de los Caídos.

En ese último destino penitenciario, Juan Tejera Santana participó, entre 1940 y 1942, en la construcción de la cruz que corona el mausoleo donde está enterrado Franco. Su paso por el Valle de Cuelgamuros es uno de los pocos testimonios de canarios que intervinieron en el levantamiento de la cripta en la que también está sepultado el líder falangista José Antonio Primo de Rivera y donde yacen más de 33.833 combatientes de los dos bandos que participaron en la Guerra Civil -21.423 identificados y 12.410 desconocidos-.

En los registros oficiales de esas gran fosa común ideada por el propio Franco como glorificación de su victoria en el conflicto bélico -disfrazado como monumento de reconciliación- no consta la presencia del traslado de caídos procedentes de cuatro provincias: Orense, A Coruña, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas, aunque los historiadores no descartan que entre los cadáveres allí depositados se encuentren canarios que cayeran en alguno de los frentes peninsulares del conflicto.

Plomo y zinc

El decreto ley aprobado el viernes por el Consejo de Ministros para exhumar el cuerpo de Franco del Valle de los Caídos, 43 años después de que fuera enterrado allí a 1,26 metros de profundidad en una tumba forrada con una aleación de plomo y zinc y bajo una losa de 1.500 kilos, ha agitado los recuerdos de la familia de Juan Tejera Santana, que falleció en septiembre de 2008. "Él volvió al Valle de los Caídos", recuerda su hijo José Tejera, "cuando Franco ya había muerto". "Quería verlo enterrado", apunta su nieto, José Juan Tejera, que aún no había nacido cuando la familia acompañó al patriarca, libre y en democracia, al lugar donde había estado preso en condiciones de esclavitud.

"Nos contaba que aquello era como un campo de concentración", narra su hijo José. "Recordaba", añade, "que allí no hablaba nadie. Todo el mundo trabajaba en silencio para no meterse en problemas. Todos trabajaban y dormían en el mismo lugar. Algunos de sus compañeros murieron allí mismo, pero nadie decía nada. El objetivo era salir de aquel lugar cuanto antes, porque los que iban al Valle de los Caídos cambiaban días en prisión en la brigada disciplinaria, como él decía, por ese trabajo". Juan Tejera no fue el único que se acogió a las normas del Patronato Central de Redención de Penas por el Trabajo. Se estima que 20.000 presos pasaron por ese sistema.

Las penalidades de Juan Tejera no se cerraron con su paso por el Valle de los Caídos. Pese a obtener su libertad, pocas semanas después de su regreso a Gran Canaria fue arrestado de nuevo sin motivo. De la prisión del Puerto de Las Palmas fue trasladado, en barco, hasta Cádiz. Y de allí, enviado a Melilla. Allí, según apuntan sus familiares, la muerte le rondó cerca. "Lo encarcelaron", apunta su nieto, "en una prisión cercana a un río. Aquello estaba lleno de mosquitos que transmitían el paludismo. Entre que no estaba bien alimentados y eso, algunos murieron. Él, entre comillas, tuvo mejor fortuna: perdió un oído".

Tras pasar por Melilla, Juan Tejera siguió preso en Cádiz y las Chafarinas. "Estuvo en todos esos lugares, encarcelado, durante 14 años. Y también paso", subraya su nieto José Juan, "por Altos de León y Astorga. Lo sé porque cuando el Gobierno de Felipe González les dio una indemnización a los presos políticos del franquismo, le ayudamos con la documentación y aparecieron papeles con su paso por esas cárceles".

Juan Tejera, tras dar forma a su particular odisea, regresó a Gran Canaria. Ejerció como padre de familia, trabajó como albañil y se mantuvo leal a la idea por la que fue condenado por el franquismo: perteneció al Partido Comunista Español, por el que fue concejal en Telde. Ahora, tras casi 40 de democracia, el Gobierno de España ha decidido por decreto sacar a Franco del Valle de los Caídos -con la oposición del Partido Popular y sin el apoyo de Ciudadanos-. El desalojo del dictado fascista se ejecutará antes de 2019. 82 años después de la detención de Juan Tejera y del asesinato de su hermano. Por comunistas y por defender la democracia de la II República.