Con la proyección de Celebración ( Festen. The Celebration), del controvertido cineasta danés Thomas Vinterberg, uno de los filmes insignia del movimiento Dogma y Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes, la Asociación Cinematográfica Vértigo inicia esta tarde en la Fundación La Caja de Canarias, en el Cicca, a las 18.30 horas, un ciclo integrado por seis de las películas más representativas estrenadas a lo largo de 1998, año en el que se inició su larga y fructífera andadura en la escena cultural canaria, supliendo con su actuación la valiosa labor de divulgación realizada durante décadas por los viejos e inolvidables cineclubs Borja y Universitario, auténticos refugios en la vida artística e intelectual de nuestra ciudad y unas poderosas válvulas de escape que permitieron vehicular las inquietudes políticas que hervían en las entrañas de millares de ciudadanos privados, durante décadas, de los derechos más elementales, por mor de una censura tan anacrónica como inclemente.

Durante todo este periodo, salpicado por iniciativas de gran calado como la Semana de Cine japonés o la Muestra de Cine Iberoamericano Ibértigo, ambas citas con 16 ediciones a sus espaldas, así como por un glosario de filmes, tanto de corte clásico como contemporáneo, que reflejan, con contrastada nitidez, las diversas edades del cine, Vértigo, como puede constatarse fácilmente examinando sus cuatro largos lustros de actividad ininterrumpida, se ha instalado con clara voluntad de permanencia en un espacio desde el que ejerce un protagonismo inobjetable, fruto de una minuciosa labor de rastreo por el pasado y el presente del séptimo arte, al tiempo que han propiciado la visita a nuestra ciudad de figuras del relieve intelectual de Lisandro Alonso, Lucrecia Martel, José Luis Guerín, Javier Rebollo o Basilio Martín Patino, artífices de algunas de las filmografías más prestigiosas de los últimos tiempos.

La celebración de esta efeméride contará también con la reposición, el próximo día 12, de El gran Lebowsky ( The Big Lebowsky), una de las diversas obras maestras que integran la potente filmografía de los hermanos Coen, cuya desmadrada ironía se filtra continuamente entre sus desopilantes y surrealistas imágenes apoyadas por un abrumador despliegue de inventiva visual y por la abrasiva presencia de actores tan vinculados a la carrera profesional de estos cineastas como Jeff Bridges, John Goodman, Julianne Moore y Steve Buscemi, paradigmas por antonomasia del héroe cinematográfico de la década de los noventa.

The Ring (Ringu), de Hideo Nakata, que se exhibirá el lunes 19, posiblemente la cinta de terror más original y rompedora de aquellos años, deja a un lado la estrategia del sobresalto y de los baños incontrolados de hemoglobina, tan comunes por otra parte al género, para introducir subrepticia e inteligentemente una nueva estructura narrativa en la que predomina otro tipo de estrategia, mucho más cercana al concepto de la tensión interior que genera la propia imagen, que a la perversión constante del relato por las vías del efectismo y la sobreexposición visual.

La película, de producción nipona, fue el origen de una popular franquicia que se extendió a Hollywood, convirtiendo algunas de sus entregas en éxitos populares de dimensiones colosales, sobre todo en Occidente.

Otro de los grandes sucesos artísticos del año 1998 y que marcó tendencia en los planteamientos formales y conceptuales del cine bélico fue, sin duda, La delgada línea roja ( The Thin Red Line), prevista para el 3 de diciembre. Se trata de un testimonio radical de la lógica perversa de las guerras dirigida con su habitual dominio narrativo por Terrence Malick autor, entre otras, de Días de gloria ( Days of Heaven, 1978), Malas tierras ( Badlands, 1973), El Nuevo Mundo ( The New World, 2005) y El árbol de la vida ( The Tree of Life, 2011), a través de cuya personalísima concepción del ritmo y de las imágenes describe los infernales combates que libraron los ejércitos estadounidenses y japoneses durante el último año de la contienda en el Pacífico sin privarnos en ningún momento de la extrema crueldad que presidieron aquellos enfrentamientos. La mirada entre poética y desgarradora de Malick nos sitúa en medio de una confrontación en la que tanto vencedores como vencidos muestran la fatiga física y moral tras el esfuerzo, casi siempre inútil, de alcanzar una colina en medio de una algarabía de fuego, sudor y lágrimas o de acatar órdenes irracionales de entrar en combate dictadas por oficiales casquivanos y sin escrúpulos.

'Happiness'

Premio a la Mejor Película en el Festival de Toronto, éxito sin precedentes entre la crítica internacional, Happiness ( Happiness), de Todd Solonz, que se exhibirá el 10 de diciembre, situó a su director entre la élite del cine indie estadounidense. Una distinción que no parece haberle servido de trampolín definitivo en su carrera a tenor de los prolongados parones profesionales que viene sufriendo desde 2010.

Sorprende, pues, que un cineasta con mirada propia, transgresor de algunos de los tabúes más preservados de la sociedad norteamericana, como la familia, el sexo y los deberes patrióticos, no disponga de una filmografía mucho más abundante. Sea como fuere, con Happiness muestra, con un talento incuestionable toda su capacidad para sumergirse en las aguas turbias de la clase media americana no dejando títere con cabeza, a pesar de manejar su discurso en clave de comedia y de dibujar personajes tan abyectos como sombríos y convencionales.

La muestra concluirá el próximo 17 de diciembre con la proyección del largometraje alemán Corre, Lola, corre ( Run, Lola, Run), del compositor, guionista y director Tom Tykwer, inolvidable cult movie de la década de los noventa, ganadora del Premio del Público en el Festival de Sundance y el símbolo de toda una generación que se identificó con el modo de vivir y de actuar de su joven protagonista en su incesante carrera hacia su salvación y la de su angustiado amante.

Thriller dotado de una violencia inusitada, energético hasta extremos poco conocidos hasta entonces, su visión marcadamente pesimista de la sociedad alemana la situó como referente indiscutible de la rebeldía juvenil en una época escasamente propicia para la contestación social.