El presidente de la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo, Manuel Marchena, afirmó ayer que los menores "tienen miedo a vivir en la soledad cibernética y de eso se aprovechan los depredadores sexuales".

Marchena ofreció la ponencia La infancia como víctima de los delitos cometidos en internet, en el I Congreso Internacional de Educación e Intervención Psicoeducativa, Familiar y Social de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y la asociación Hestía, en la que ratificó que los depredadores sexuales buscan menores de edad ya que estos son más influenciables.

Una de las formas con las que se puede presionar a un menor es con publicar en las redes fotos o vídeos que comprometedores, e incluso con quitarle su lista de amigos de las redes sociales, así lo afirmó Marchena. Explicó que se dio un caso en el Tribunal Supremo donde una menor recibió la amenaza por parte de un hacker que se hizo con su cuenta en Facebook, y para devolvérsela y no borrar a sus amigos, ella debía hacer lo que este le pidiera.

Mientras, en los casos donde se piden imágenes para no publicar otras comprometedoras, los menores terminan entrando en un bucle porque son esclavizados para generar pornografía infantil y además esas fotos y vídeos terminan siendo subidos a una plataforma web, lo que significa que "los acompañarán para toda la vida".

Otra de las formas es prometiéndoles un incentivo a cambio de que estos mantengan relaciones sexuales o graben pornografía infantil, para ello el magistrado cito el caso de un joven de 15 años al que un adulto le ofreció un celular de alta gama con tal de satisfacer sus deseos carnales.

"La intimidación es un elemento clave para cometer estos delitos", afirmó Marchena. Los jóvenes según el magistrado necesitan tener presencia en las redes sociales, pues consideran que "no son nadie si no tienen amigos en el mundo cibernético".

También resaltó la importancia de que se pueda juzgar a un depredador sexual sin que sea limitado por fronteras. "Es importante ubicar a estas personas que le han hecho daño a un menor y juzgarlo en el país donde se encuentre la víctima sin importar donde estén", resaltó Marchena. Por ello explicó que hay que "renovarse" en el ámbito jurídico y adaptarse a este tipo de delitos.