El pasado 4 de septiembre falleció a los 101 años de edad la doctora Carlota María Angélica de la Quintana y López de Arroyave, la primera médico especialista de Canarias y tercera de España. Doña Carlota fue una mujer rompedora de moldes para la época que le tocó vivir. En 1930 eran muy pocas las mujeres españolas que accedían a la Universidad, y la medicina era una ciencia eminentemente ocupada por los hombres. Sin embargo, tuvo la suerte de nacer en una familia en la que las niñas no eran privadas de una educación excelente.

Con 15 años, Carlota de la Quintana y López de Arroyave ya había finalizado el bachillerato y se encontró con el impedimento de que no podía matricularse en ninguna universidad del país hasta que cumpliera los 18 años. Aprovechó ese tiempo para cursar la carrera de magisterio, profesión que nunca ejerció.

A los 18 años se marchó a Madrid, sin tener muy claro qué iba a estudiar. Probó en la Facultad de Ingeniería, pero en un solo día se dio cuenta de que no era lo suyo. Su segunda experiencia fue en la Facultad de Farmacia, pero una dura excursión a Toledo, donde debía buscar hierbas por una montaña, la convenció de que aquello tampoco era lo suyo. Finalmente, una visita a la Facultad de Medicina le descubrió un mundo que la fascinó desde el principio, hasta tal punto que con 25 años ya había finalizado la carrera de Medicina y el doctorado. Entonces decidió completar sus conocimientos en Alemania y Suiza. En los años 40 regresó a la Isla como la primera doctora de Canarias, ejerciendo en Las Palmas de Gran Canaria en cirugía y otorrinolaringología.