Síguenos en redes sociales:

La unidad de tabaquismo de la Clínica San Roque logra un 70% de éxito

La clínica de Vegueta fue el primer centro privado de la Isla en implantar este servicio

"Se ha demostrado que las unidades de tabaquismo aumenta el porcentaje en torno a un 60 a 70% de éxito en los tratamientos para dejar de fumar", asegura el doctor especialista en neumología de la Clínica San Roque Miguel Ángel Ponce, en referencia a la nueva unidad de tabaquismo que ha instalado este centro de salud, a lo que añade que "la ley en España sigue sin contemplar la potenciación de estas unidades".

Es la primera unidad de tabaquismo que está funcionando en la sanidad privada en Canarias, que ya hay en la Península. Lo hace de la mano de la Clínica San Roque del barrio capitalino de Vegueta, que el doctor insiste en diferenciar de las consultas de tabaquismo, presentes en los centros de salud gestionados por la seguridad social.

La última encuesta de la Sociedad Española de Neumología, realizada para analizar las consecuencias de las leyes antitabaco de 2007 y 2010, arrojó que el 12% de los pacientes acudieron a su médico para dejar de fumar, y dado que el 30% de la población española es fumadora, el avance es escaso. "Esto ocurre porque las consultas de tabaquismo desde la sanidad no tienen un seguimiento, mientras que estas unidades de tabaquismo incluyen un seguimiento" y añade, "es como perder peso y ponerse a dieta". Entre un 5% y un 10 % de las personas que solicitan ayuda médica para dejar el hábito, en palabras de Ponce, lo deja súbitamente, el resto recae.

Las unidades de tabaquismo están formadas por equipos multidisciplinares dirigidos por neumólogos (especializados en materia de tabaquismo) y con un psicólogo que trata la dependencia psicológica de esta denominada "droga blanda", que representa el síndrome de abstinencia. "Existe una terapia cognitivo-conductual para todos esos ritos que tiene el fumador, como el cigarro con el café o que consume tras la comida". El doctor asegura que atacando los dos frentes "sube muchísimo el porcentaje de éxito".

El proceso está constituido por cinco consultas, dos psicológicas y tres médicas. El psicólogo comienza con una valoración de la motivación del paciente, porque "el tratamiento no hace desaparecer las ganas de fumar, sino que controla el síndrome de abstinencia, si el paciente no está preparado se le dirá que vuelva en otra ocasión".

El siguiente paso es una valoración médica, en la que "hacemos un chequeo respiratorio a los pacientes, consistente en una radiografía de tórax, una espirometría, que evalúa la capacidad máxima de los pulmones, y una cooximetría, que se extiende durante todo el tratamiento y que mide el nivel de monóxido de carbono producido en la combustión de los cigarrillos. En función de los resultados, tanto de la valoración médica como del informe psicológico, la unidad aplica el tratamiento mediante la receta de tres o cuatro fármacos, que "se entregan en las mismas consultas".

Pulsa para ver más contenido para ti