Más incluso que un vaso de refresco, la misma cantidad de un zumo de fruta puede equivaler al aporte calórico de un plato en una de las comidas del día.

El abuso en el consumo de estas bebidas, en un contexto de una dieta hipercalórica cada vez más extendida y hábitos de vida no saludables como el sedentarismo y la escasez de ejercicio físico, está contribuyendo a elevar los niveles de obesidad y a incrementar también el de los pacientes con diabetes.

Y a esas dos enfermedades, obesidad y diabetes, que aumentan el riesgo de patología cardiovascular, quieren poner coto las autoridades sanitarias.

En el ámbito de la Unión Eu- ropea el objetivo es disponer de una norma que obligue a los fa-bricantes a suprimir la presencia de azúcar añadido en zumos y concentrados.

Aunque aún le quedan años de recorrido hasta su aprobación y aplicación (de dos a tres), el trámite ya se ha iniciado. "Se trata realmente de una modificación de la directiva en vigor sobre zumos de frutas", explica Andrés Perelló, eurodiputado psocialista miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria.

Perelló es el ponente de la modificación que se propondrá para cambiar el contenido de la Directiva 2001/112/CE del Consejo, relativa a zumos de frutas destinados a la alimentación humana. "Está muy incipiente", señala el diputado, que justifica "por seguridad alimentaria y por salud" la motivación del cambio legislativo. "Se ha detectado en estos últimos diez años un incremento en la obesidad infantil y también del porcentaje de diabéticos".

El informe propuesta pretende que haya cero por ciento de azúcares añadidos en zumos y concentrados, a los que ahora se toleran hasta 15 gramos por cada litro. Los néctares, el tercer grupo en el que se encuentran estas bebidas, quedarían exentos.

Junto a la supresión del azúcar, también se propondrá una información clara y precisa al consumidor. "Hemos de tener muy claro en el etiquetaje cuál es el contenido", añade Perelló.

Esa información se hace indispensable para acabar con la "falsa percepción" de los consumidores de que el zumo envasado es saludablemente equivalente a la fruta, en opinión de Javier Martínez, médico especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario de Gran Canaria Doctor Negrín.

"Está bien que se modifique la norma pero una nueva ley no soluciona el problema de base, que es esa falsa percepción que tiene la gente de que los zumos, como son de frutas, son sanos y no hay que controlar los que se toman", señala.

A su juicio, el consumo desorbitado de estas bebidas y el que, particularmente, tengan a niños y adolescentes entre sus más predilectos, "es un problema serio, más aun cuando la población no tiene conciencia de esto".

Porque las frutas en general son un grupo alimentario que tiene en su composición gran cantidad de azúcares diversos y esto se traduce en calorías.

El especialista subraya la comparación entre estas bebidas y los refrescos. "Un vaso de cualquiera de ellos tiene como cantidad tipo unas 140 calorías, con la salvedad de que hay variedades light con nada o una caloría. Esto, sin embargo, no sucede en los zumos".

De tal forma que las calorías que hay en un zumo superan las de cualquier refresco, con entre 160-180 calorías en el caso de los que no tienen azúcar añadido. "Tomar fruta esa saludable pero hay que controlar las calorías. Porque si el zumo es de algunas frutas como uva, melocotón o piña, con más azúcares, un vaso puede representar entre 240 y 300 calorías. Como un plato de paella, casi".

Martínez matiza que "tomar zumo de frutas envasado no es condenable en bloque, siempre que se haga con moderación y teniendo en cuenta las calorías globales".

Y para una persona en dieta típica de mantenimiento (no para perder peso) se sitúan en 1.500 al día. A partir de ahí, hay que hacer los cálculos.