La vacuna contra el Covid-19, desarrollada por Pfizer y BioNTech, llegó al Archipiélago un día antes de lo previsto. Un avión militar procedente de la base área de Getafe–Madrid– aterrizó en la tarde de ayer, en el aeropuerto de Tenerife Norte, con los viales a bordo. Desde allí, tres helicópteros del GES los repartirán durante la mañana por el resto de las Islas para poder iniciar hoy la campaña de vacunación. Según garantizó la Consejería de Sanidad del Gobierno regional, las casi 400 dosis con las que cuentan las Islas para esta jornada permanecieron bajo la custodia del Ministerio de Defensa. El coronel médico David Cobo Prieto, responsable de Sanidad en el Mando de Operaciones de las Fuerzas Armadas, ha sido el responsable de su distribución en Canarias, Ceuta, Melilla y Baleares.
Fue en el transcurso de la mañana de ayer, cuando el Ministerio de Sanidad confirmó, a través de un comunicado, que los primeros lotes de la vacuna habían llegado al territorio nacional en un camión que había salido de Bélgica, desde el pasado miércoles, y que había pasado la última noche en Burgos. En concreto, el vehículo accedió a las 7.29 horas a un almacén que posee la propia compañía farmacéutica estadounidense en Guadalajara. Tras la llegada de las primeras dosis, el personal del Ejército recogió las bandejas de Canarias, Baleares, Ceuta y Melilla para proceder a su transporte aéreo. Los viales correspondientes al resto de comunidades autónomas fueron distribuidos por carretera.
A partir de mañana, se enviará una media de 350.000 dosis a las regiones, con una periodicidad semanal. Hasta marzo, el país recibirá 4.591.275 unidades de este importante recurso preventivo, de las que 169.000 tendrán su destino en Canarias. Así será posible satisfacer la primera etapa de la Estrategia contra el Covid-19.
Como ya se había anunciado, los ancianos que se encuentran institucionalizados serán los primeros en recibir la inoculación. Gran Canaria comenzará hoy a administrar el producto en el Centro Sociosanitario El Pino, un espacio en el que casi el 85% de sus mayores ha manifestado su consentimiento a recibir la inyección, y que prevé vacunar a una planta completa esta jornada. Asimismo, en Tenerife, el ansiado acontecimiento tendrá lugar en el Hospital Nuestra Señora de Los Dolores. Precisamente, será en esta isla donde se realice la primera vacunación, en torno a las 14.00 horas.
En el resto de la comunidad, los espacios pioneros en dispensar el producto serán los siguientes: las residencias Amavir Haría y Las Cabreras- Doctor Domingo Guzmán, en Lanzarote; la Residencia de Mayores Casillas del Ángel, en Fuerteventura; la residencia de la Tercera Edad Inmaculada Concepción, en La Gomera; el Centro de Mayores El Pinar, en El Hierro; y el Centro Residencial Nina Jaubert, en La Palma.
Tal y como señaló el líder del Ejecutivo canario, Ángel Víctor Torres, en su intervención posterior a la celebración del Consejo de Gobierno el pasado miércoles, el operativo de la vacunación cuenta con la participación de la Consejería de Sanidad, las consejerías de Derechos Sociales, los Cabildos y las administraciones públicas del Gobierno regional. Además, la Policía Local y autonómica desarrollarán un papel muy activo en el proceso de traslado.
Conservación
También, ese mismo día, el Jefe de Sección de Epidemiología y Prevención de la Dirección General de Salud Pública y presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV), Amós García Rojas, que acompañó a Torres en su comparecencia, puso de relieve la complejidad de la gestión del producto. Y es que la vacuna necesita ser conservada a una temperatura que ronda los 80 grados bajo cero, algo que no es habitual en el resto de antídotos, “lo que dificulta cualquier logística que se pueda implementar”.
De hecho, las primeras dosis que tocaron ayer suelo canario llegaron refrigeradas y deberán ser aplicadas a lo largo del día, puesto que una vez que el producto es descongelado, no puede volver al mismo estado. Por esta razón, el personal de enfermería que se encargará de dispensar la inoculación ha tenido que recibir una formación previa.
Por lo que respecta al orden de vacunación para esta primera fase, Sanidad contempla la siguiente escala. En primer lugar, como ya se ha dicho, los residentes y el personal sanitario y sociosanitario que ejerce su labor en estos centros. Un grupo que la administración cifra en 16.782 usuarios y que el propósito es que sean inmunizados antes de que concluya enero. En segundo lugar, aquellos sanitarios que actúan en primera línea contra el virus.
El resto de la población diana la conforman otros profesionales sanitarios y las personas con un grado III de dependencia que se encuentran en sus domicilios.
La vacunación será voluntaria y las previsiones apuntan a que en el transcurso del próximo verano, o como muy tarde a principios del otoño, se haya logrado vacunar al 70% del total de la población canaria –teniendo en cuenta que cada individuo necesita dos dosis–, lo que permitiría, por tanto, obtener la inmunidad de rebaño y empezar a recuperar la esperada normalidad. Mientras tanto, será necesario mantener tres medidas de seguridad esenciales que, a juicio García Rojas, han demostrado eficacia en la batalla contra una patología que ha puesto en jaque al mundo: mascarillas, lavado de manos y distancia de seguridad interpersonal.
Cabe destacar que los escasos efectos secundarios que ha provocado la vacuna en algunas personas que han accedido a ella en otros países ha generado reticencia en el producto en una parte de la población. A esto hay que sumarle el tiempo récord en el que se ha conseguido obtener el antídoto, lo que para muchos es considerado un factor negativo. Sobre estas líneas, el presidente de la AEV se ha pronunciado en diversas ocasiones, pues considera que “es un logro para la ciencia” haber conseguido desarrollar, en menos de un año, una vacuna que ha demostrado un 95% de eficacia en sus ensayos clínicos.
Además, el experto ha hecho hincapié muchas veces en la seguridad del producto, al estar avalado por los órganos reguladores de los medicamentos, al tiempo que ha puesto sobre la mesa la necesidad de poner fin a los fallecimientos y a los ingresos asociados al virus. Una meta que solo puede alcanzarse “con una buena respuesta a la campaña de vacunación”.
