Menos del 0,5% de las personas que se podrían haber vacunado en Canarias ha rechazado recibir el pinchazo que los protegerá contra el coronavirus. Se trata de un volumen muy inferior al que las autoridades habían previsto, pues tan solo unas semanas antes de que empezara la campaña vacunal, el 16,7% de la población aseguraba que no se vacunaría en ningún caso, según quedó constatado en el Barómetro realizado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) el pasado 4 de diciembre. Sanidad ve la acogida de la vacuna como un auténtico logro, y no es para menos, pues Canarias es una de las regiones españolas con menor índice de rechazo a la inoculación.

La media en España se sitúa en el 2% y en algunas comunidades, como Aragón, ha llegado hasta el 5% en los usuarios de sus residencias. En el caso de los trabajadores, el porcentaje creció hasta el 14%. En este tiempo, la predisposición de la población a vacunarse ha cambiado, pero aún sigue habiendo gente que prefiere no ponérsela. Según una encuesta de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (Fecyt) publicada ayer, la población que rechaza la vacuna se encuentra por debajo del 10% en los últimos meses, cuando en octubre esta cifra alcanzaba el 32%.

Entre los factores que influyen en la reticencia a la vacuna destacan la desconfianza en el sistema sanitario y estar de acuerdo con las teorías de la conspiración. En enero, estos dos factores aumentaron su importancia a la hora de explicar la reticencia vacunal con respecto a julio de 2020. De hecho, el debate anti-vacunas de finales de verano aumentó las dudas y la reticencia hacia la vacunación entre la población española.

Ayuda a reforzar estos buenos datos y la escasa proporción de disidentes la baja tasa de afectados y la levedad que han tenido los efectos secundarios tras la inoculación tanto en la población institucionalizada como en los profesionales sanitarios. “No se están viendo efectos graves”, señaló en el día de ayer la enfermera coordinadora del Plan de Vacunación en Canarias, Begoña Reyero, que admitió que se han dado casos de cefaleas, febrícula y dolores en el brazo tras la inyección pero que, en todo caso, son síntomas similares a los que genera la vacuna de la gripe. Estos datos concuerdan con los proporcionados en el primer Informe de Farmacovigilancia sobre las Vacunas Covid-19, editado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps), que señala que a 12 de enero, se recibieron 374 notificaciones de acontecimientos adversos, lo que representa un 0,07% del total de vacunados para aquel entonces. Los efectos más frecuentes incluían trastornos generales (fiebre, malestar), problemas en el sistema nervioso central (cefalea, mareos) y en el aparato digestivo (náuseas, diarrea).

En total, han completado la pauta de vacunación en Canarias más de 50.000 personas, siendo la única comunidad española que ya tiene más vacunados con las dos dosis que personas infectadas diagnosticadas; un total de 50.200 personas frente a los 39.213 casos acumulados de coronavirus. “La tasa de vacunación está por encima de la media del país”, señaló el jefe de la sección de Epidemiología del Gobierno autonómico, Amos García Rojas, que recordó que hay “un porcentaje elevadísimo de lo que hemos administrado con respecto a lo que nos llega”. Concretamente, Canarias ha administrado el 81,5% de las dosis, es decir, 111.897, lo que “nos coloca en una posición bastante adecuada a la hora de entender que estamos en el buen camino”.

Los expertos comparecieron en la mañana de ayer en un encuentro divulgativo en relación a los procesos, la organización y los tipos de vacunas que están ahora mismo utilizándose en Canarias. En dicho encuentro insistieron en que, si bien las vacunas son la forma de acabar con esta situación, en las Islas “aún quedan kilómetros para llegar al final del túnel”, como indicó García Rojas, por lo que es necesario mantener las medidas de protección durante un tiempo más. En este sentido, aseguraron que “intentaremos llegar a la inmunidad de grupo, en el 70%, lo antes posible”, pero García Rojas admitió que “es difícil que antes de verano se cumpla el objetivo”. Los expertos adelantaron que, en los próximos meses se procederá a una apertura progresiva de los centros de mayores, dado que ya están vacunados al 100%. No obstante, insistieron en que es necesario “seguir protegiéndolos”, razón por la cual no están recuperando de manera inmediata las visitas a los centros o las salidas de los usuarios.

La jornada también dio tiempo para debatir sobre algunas medidas que se podrían imponer para reactivar el turismo. En este sentido, ambos expertos estuvieron de acuerdo en alertar que imponer un carnet o pasaporte vacunal para viajar sin PCR, como baraja imponer Madeira para relanzar su economía, no es lo más conveniente en estos momentos. “La evidencia científica nos dice que la vacuna nos protege, pero no que no podamos ser portadores, por eso es necesario mantener las medidas”, señaló Begoña Reyero, que indicó que “es importante no asociar vacunado con una persona libre de Covid”. Asimismo, García Rojas, insistió en que “no se puede imponer como obligatoria una medida asociada a una vacunación que no lo es”. Y, asimismo, remarcó que, a día de hoy, existen muchas diferencias en la vacunación entre países ricos y en vías de desarrollo, por lo que una medida como esta ahondaría aún más en la brecha entre ambos.