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Crímenes machistas

Violencia vicaria: al menos 46 niños asesinados por su padre en 9 años en España

La rectificación de Núñez Feijóo tras decir que matar a un hijo es "violencia intrafamiliar" aviva un debate agitado por la ultraderecha | Las suspensiones de visitas a padres denunciados han crecido un 137% en 2021

Violencia vicaria: al menos 46 niños asesinados por su padre en 9 años en España.

Beatriz Zimmerman y Rocío Viéitez, dos madres que han sufrido el asesinato de sus hijas a manos de los progenitores, han sido espectadoras involuntarias de la polémica desatada por Alberto Núñez Feijóo al asumir la doctrina de VOX que sostiene que matar a un hijo no es violencia machista "sino intrafamiliar". El más que probable presidente del Partido Popular (PP) rectificó en cuestión de horas cuando le hicieron caer en la cuenta de que los gallegos cambiaron en 2017 la ley para reconocer que "la violencia vicaria es violencia machista". Sin embargo, la bofetada llegó a las víctimas. Zimmerman sufrió la angustiosa desaparición de las pequeñas Anna (1 años) y Olivia (6) a manos del padre, Tomás Gimeno, en Tenerife el pasado abril. Viéitez perdió a Candela y Amaia, asesinadas por el padre, David Oubel, en julio de 2015. La venganza de hacer daño extremo a través de las criaturas, sin discusión, es violencia machista. Desde el 2013, en España han sido asesinados 46 niños, víctimas de la violencia contra sus madres.

El 10 de junio de 2021, el asesinato de las pequeñas Anna y Olivia conmocionó a toda España. El brutal crimen despertó reacciones de repulsa desde todas las instituciones y puso de nuevo el foco sobre la gravedad de la violencia vicaria. En los casos más extremos, en los que se llega al asesinato, se deja a las madres muertas en vida, lo que para muchas es peor que su propia muerte.

Fue el nuevo líder del PP quien sostuvo el pasado jueves que existen dos violencias, la machista y la intrafamiliar, “perfectamente compatibles” y que cuando “un padre mata a un hijo o hija no es violencia machista sino intrafamiliar”. Núñez Feijóo se refirió, además, al crimen vicario ocurrido en Galicia en 2013, en el que un padre, “que tenía problemas con su pareja”, terminó con la vida de sus dos hijas.

Horas después, el presidente gallego rectificó y en un hilo de Twitter reconoció que Galicia modificó la ley precisamente para “reconocer como violencia machista [...] que un padre asesine a sus hijos para dañar a la madre”. Si bien, ha incidido que “también existe la violencia intrafamiliar, como cuando un padre mata a un hijo que está pegando a su madre o cuando una madre comete un parricidio”. No obstante, los datos del INE de 2017 indican que ambas son muy distintas: las víctimas de la violencia machista cuadruplican el número de víctimas de la violencia intrafamiliar (29.000 frente a 6.900).

La violencia vicaria comenzó a considerarse como violencia de género y a contabilizar el asesinato de menores como crímenes machistas en 2013, dos años después de que José Bretón acabara con la vida de sus hijos, Ruth y José, en el primer crimen que hizo despertar a la sociedad sobre la brutalidad a la que podía llegar un hombre con tal de dañar a su pareja o expareja.

La madre de las dos niñas asesinadas por su padre en Moraña (Pontevedra), en 2015, en el que crimen al que ha hecho referencia Feijóo, ha tachado de “despropósito” las declaraciones del presidente de Galicia. Rocío Viéitez ha señalado que “la madre de esas niñas” está reconocida como víctima de la violencia de género “tras más de seis años en el limbo y sin derechos”, algo que también han denunciado otras mujeres en su situación.

Y es que aunque las madres y los niños sean considerados por el Gobierno como víctimas, aún hay un largo camino por recorrer acabar con la violencia vicaria. De entrada, sólo hay estadísticas sobre los asesinatos pero no sobre otras situaciones como cuando un padre manipula a sus hijos hasta el punto de que rechazan a su madre, algo que puso de manifiesto la denuncia pública de Rocío Carrasco. La violencia vicaria también implica que el maltratador luche hasta la extenuación para quedarse con la custodia de los menores o que no cuide de sus hijos cuando le toca. El término lo acuñó la psicóloga clínica Sonia Vaccaro en 2012 tras tratar a varias mujeres que habían sufrido situaciones parecidas y amenazas de sus parejas del tipo: “Te voy a dar donde más duele”.

Para tratar de proteger a los menores se han modificado un par de leyes con el objetivo de impedir que los padres acusados de maltratar a sus parejas o exparejas tengan contacto con los hijos de esta. Ello ha provocado que la suspensión del régimen de visitas haya crecido un 137% en 2021, al pasar de 847 suspensiones a 2.008, según datos del GGPJ. Se ha llevado a la ley la máxima feminista de un 'maltratador no es un buen padre' y ha comenzado a aplicarse. 

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