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Ciencia
Carlos Martín Vide Catedrático de la Universidad Rovira I Virgili

«La inteligencia artificial no es algo del futuro, ya lleva tiempo presente»

Carlos Martín posa en la sede de Infecar, en Gran Canaria, donde se celebró el congreso DeepLearn 2022 Summer. | | ANDRÉS CRUZ

Gran Canaria ha celebrado esta semana el DeepLearn 2022 Summer, «un campus de verano», tal y como lo denomina el ingeniero Carlos Martín Vide, su organizador. La cita reunió a más de 700 expertos en Inteligencia Artificial (IA). La principal conclusión que se extrae del congreso es que las máquinas están y estarán muy presentes en nuestras vidas y que es un campo estratégico para todos los gobiernos del mundo.

Al ciudadano en general y sobre todo a aquellos amantes de la ciencia ficción, el concepto de inteligencia artificial suena todavía a futuro. ¿Es así o ya es presente?

Estamos plenamente ya en un presente muy real. Tenga en cuenta, por ejemplo, que una de las aplicaciones más conocidas y más populares de la inteligencia artificial es la robótica y todos hemos visto ya robots que hacen, no ya ensaladas, sino cosas más complicadas como participar en procesos de producción que están completamente automatizados. La inteligencia artificial no es una cosa del futuro, lleva tiempo con nosotros y es ahora cuando los gobiernos se han dado cuenta de que hay retos muy importantes en este campo y que hay que abordarlos, a fin de que la inteligencia artificial sea lo más útil posible y lo menos discriminatorio posible para la sociedad.

¿Cuáles son los principales problemas éticos que se plantean ante este desarrollo tecnológico, alguna vez las máquinas van a dominar a su creador?

Eso es un riesgo obvio que todavía no ha pasado pero que puede llegar a pasar. Si nosotros construimos máquinas cada vez más inteligentes, que aprendan cada vez más, acabarán tomando decisiones en lugar de nosotros mismos. Desde el momento que las dejemos solas, las alimentemos con datos, que es el procedimiento habitual, alimentarlas con inmensas redes neuronales y la máquina va buscando las maneras de solucionar los problemas que se les plantean lo más rápido posible, todo eso no es una cuestión de futuro y eso es lo que hace, yo no diría peligrosa, no, porque obviamente tienen muchísimas ventajas, pero hay que prestar atención a este proceso.

«Los gobiernos más avanzados ya han calificado como estratégica estas investigaciones»

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Usted mismo ha asegurado que los gobiernos ya consideran a la inteligencia artificial un sector verdaderamente estratégico. ¿Quiénes son los países o las empresas que van a la vanguardia, se cumple la regla de que a más recursos más ventajas?

Yo diría que, en estos momentos, las grandes compañías como Google, Apple, Amazon, este tipo de monstruos empresariales, son los que han reaccionado más rápido y están invirtiendo más dinero. Hay que tener en cuenta que las universidades americanas están perdiendo a muchos de sus profesores e investigadores porque estas empresas se los están llevando, pagándoles mucho más para hacer estos trabajos relacionados con la inteligencia artificial. También en el sector académico hay determinados grupos que están en al vanguardia, como en Canadá y en Estados Unidos, sobre todo en California; en Europa no están tan a a la altura de éstos pero pienso en ciudades como Edimburgo o Ámsterdam donde cada vez se trabaja mejor, igual que en España que también hay grupos que están muy avanzados y trabajando muy bien.

Cuando se halló la vacuna contra el Covid 19, ¿había una máquina detrás de esta investigación?

Sin ninguna duda, si no hubiese sido así sería impensable encontrarla en tan poco tiempo. Cuando llegó la pandemia y se inició la búsqueda de la vacuna, las autoridades responsables calcularon que se tardaría, como mínimo, dos años y, sin embargo, al poco tiempo nos enteramos que los resultados positivos de esta investigación estaban muy cerca, hablamos de meses. Y eso era porque se habían utilizado técnicas tan poderosas y potentes como el aprendizaje automático que es el que se utiliza con la inteligencia artificial. En Medicina se pueden poner muchos ejemplos de la utilización de estos sistemas; un ejemplo muy clarificador es en el análisis de las imágenes médicas, cuando una persona se hace un chequeo con radiografías, mamografías, TAC y esas figuras pueden ser analizadas con más profundidad con algoritmos de aprendizaje automático. Los hospitales están cada día más tecnologizados y lo que tienen son, básicamente, herramientas de estas características. Las aplicaciones de la inteligencia artificial están fuera de toda duda, en todos los sectores del conocimiento.

Si la inteligencia artificial va a ser la base de todo lo que ocurra en nuestra sociedad, ¿esto no va a convertir al ser humano en muchos más pasivo?

Esa es una de las cuestiones más importantes desde el punto de vista ético. Está claro que el ser humano seguirá teniendo un papel en la sociedad pero la pregunta es ¿cuál?; si las máquinas, inteligentemente, son capaces de hacer más cosas, qué papel le queda al ser humano en toda esta construcción. Por ejemplo, si los procesos industriales se automatizan, con herramientas cada vez más inteligentes, dónde queda el trabajo del operario, qué va a hacer, de qué va a vivir el operario que ya no va a participar en este proceso de producción, cómo hay que entrenar a este trabajador en otras habilidades complementarias de la producción. Es todo un reto muy importante al que hay que contestar, qué hacer con el ser humano o cómo el ser humano puede contribuir a dirigir este proceso tecnológico.

¿Y ya hay alguna respuesta, alguna teoría más válida que otra por la que se esté apostando?

Existe mucho debate, digamos que la inteligencia artificial ya se ha desarrollado mucho en el ámbito técnico de carácter ético y legal. Todos nos hemos sentido alguna vez presionados, espiados; recibimos un report de Google que me dice dónde he estado a cada hora de mi vida en el último mes y no me especifica lo que he hecho o he comido de casualidad pero muy pronto me lo va a decir. Esos datos, que en algún momento me pueden ser útiles o le pueden ser útiles a un juez en el caso de un asesinato porque le incautan el móvil al presunto asesino para ver lo que ha hecho; pero, al mismo tiempo, esta invasión de la intimidad es una asunto cada vez más clave de todo, dónde queda la privacidad del ser humano en una sociedad tecnologizada hasta ese nivel. Esta asunto es muy multidisciplinar, es necesaria la colaboración de los filósofos, de los sociólogos, de los antropólogos y de la gente que, en principio, no tiene formación técnica pero que puede aportar mucho a la discusión. Sobre todo sobre la privacidad, el individuo cada vez más lo siente como un valor, el hecho de estar en mi ámbito y pedir que nadie lo invada. En este momento, cuando la inteligencia artificial se ha desarrollado tanto, esa colaboración con los humanistas es muy importante.

«Por supuesto que detrás de la vacuna del Covid había una máquina, pasa en toda los ámbitos médicos»

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El hecho de que la inteligencia artificial tenga un impacto enorme en el desarrollo social de todo el mundo y sea una línea estratégica de los gobiernos como ya hemos comentado, ¿a quién involucra más y quién esta tomando ya algún tipo de medida para su control, para establecer límites?

Lo que está claro es que el aprendizaje automático se expande en todas direcciones, no se puede buscar un perfil cerrado para los profesionales que se dedican a esto, el perfil académico puede ser cualquiera, relacionado con materias que, en principio, pudiesen parecer que no tienen nada que ver. Desde hace aproximadamente tres años, la Comisión Europea ya ha elaborado una serie de documentos con una listas de recomendaciones de cómo proceder ante el impacto tan grande que tiene la inteligencia artificial en todas las actividades humanas. Por supuesto, no tienen carácter obligatorio e intentan orientar las acciones que se van a tener que ir tomando. Por ejemplo, en el caso de los países englobados en lo que llamamos tercer mundo, ahí tenemos un problema grave porque estas tecnologías no están llegando y hay que trabajar en ello.

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