El primer campo de golf del mundo fue en Edimburgo, donde las lluvias abundan y la hierba prolifera. Entonces, al expandirse el deporte, también lo hizo su campo de juego: ¿cómo replicarlo? La maquinaria interna y sus consecuencias, positivas o negativas, son las cuestiones que investigan À la sauvette, Oficina de Innovación Cívica, Marta Torrecilla, Pablo Delgado y Saray Ossorio en la exposición ‘Territorio común’.
Un campo de golf, verde y llano, se extiende en Zulo. Unas tuberías trepan por las paredes y se muestran impasibles al público, en vez de quedar tapadas por el cemento. El olor a tierra se expande dentro de la habitación y el visitante, en vez de coger un palo y practicar su swing, lee y observa Territorio común. La instalación es fruto de la exposición colectiva como parte de la octava edición de la Semana de la Arquitectura, organizada por el Colegio de Arquitectos de Gran Canaria, y utiliza el paisaje y las dinámicas urbanísticas del deporte para hablar en y desde Canarias de las prácticas que alteran, modifican, transforman y, sobre todo, resignifican el territorio.
Iñaki Pérez, Pablo Menéndez y Héctor Termenón, integrantes del estudio OFMAKE, ultiman los detalles de la inauguración que harán hoy, a las 18.00 horas, en Zulo. Después del periplo que protagonizó a lo largo de 2021 con variadas y arriesgadas propuestas artísticas, la galería de arte reaparece durante una breve semana con el fin de deslocalizar el evento y, así, acercarlo a los viandantes que, de repente, se encuentran con una mancha verde en el número 22 de la calle Cano. «El golf nos sirve como pretexto para desarrollar conceptos con base analítica y crítica sobre cómo afectan estos proyectos al territorio canario. Más que una crítica, hablamos de modelos que se extrapolan de otros países y se aplican aquí, algo que puede observarse también en la sociedad, en los modelos económicos y políticos, por ejemplo, y te ayuda a reflexionar», comentan.
El modelado del terreno da un nuevo paraje, inexistente e incapaz de ser sin la intervención del diseño y la tecnología humana. Esta premisa, la cual engloba la ejecución de megaproyectos urbanísticos o la adaptación de condiciones foráneas y, sobre todo, su incidencia en un territorio insular como Canarias, dialogan entre los estudios de À la sauvette, Oficina de Innovación Cívica, al igual que Marta Torrecilla, Pablo Menéndez y Saray Ossorio. Un espacio de profesionales canarios que, además de cuestionar su precariedad, plantean un interrogante en el planeamiento presente y futuro de la arquitectura y su viabilidad social.
