Buque

Del lujo al exilio: las mil vidas de un trasatlántico singular

El 'Sierra Cordoba' fue un lujoso crucero de turismo antes de transportar emigrantes desde Vigo y acabar sus días hundido tras ser residencia flotante de tropas nazis

El crucero 'Sierra Cordoba'.

El crucero 'Sierra Cordoba'.

Francisco Díaz Guerrero

La vida de un barco puede estar sometida a situaciones de lo más dispares a lo largo de su existencia. Un ejemplo es el del trasatlántico alemán Sierra Cordoba, un clásico en el tráfico de la emigración que solía tocar en los puertos de A Coruña, Vilagarcía y Vigo a partir de 1924, en plena recuperación económica tras la I Guerra Mundial, cuando el fantasma de la contienda se había alejado dejando un horizonte de prosperidad y desenfreno que dio origen a los felices (también conocidos como locos) años 20.

En este contexto, las armadoras de trasatlánticos se lanzaron a la construcción de no pocos buques aprovechando la corriente migratoria desde Europa hacia la floreciente América. Y el caso del Sierra Cordoba fue singular, porque además de barco de la emigración también pasó por Vigo como crucero de turismo y como transporte de tropas. Por si fuera poco, en su azarosa carrera se cruzaría la II Guerra Mundial en la que fue utilizado como cuartel flotante del ejército de Hitler, y una vez finalizada la contienda, como residencia de refugiados. Un barco para el que el destino tenía reservado un dramático final tras haber prestado servicio en cinco ocupaciones distintas.

El Sierra Cordoba era una de las unidades más modernas y lujosas del Lloyd Norte Alemán, uno de los clientes punteros del Puerto de Vigo en aquellos años de frenesí migratorio. Era el tercero de una serie de cuatro unidades gemelas y había sido construido en astilleros alemanes. Desplazaba 11.469 toneladas brutas y medía 156 metros de eslora. Estaba propulsado por dos máquinas de vapor de triple expansión que le daban una velocidad de 14 nudos.

Según cuenta la prensa local, a las doce del mediodía del 31 de enero de 1924, el Sierra Cordoba celebraba puesta de largo en Vigo procedente de Bremen dentro de su viaje inaugural. La agencia Luis García-Reboredo Isla invitó a medio centenar de representantes de la sociedad civil, militar y consular, encabezados por el alcalde Gregorio Espino, “a un espléndido almuerzo en uno de los comedores”, según reza una de las crónicas de la época.

En 1924 arribó a la ciudad procedente de Bremen en su viaje inaugural

Horas más tarde y tras embarcar a 134 emigrantes que se dirigían a Buenos Aires, el Sierra Cordoba levaba anclas. Pero visitaría Vigo con cierta frecuencia durante casi una década, también con cruceros. La primera vez fue el 23 de febrero de 1931, con varios cientos de turistas alemanes en periplo al Mediterráneo, aunque se limitó a navegar por la ría y continuar rumbo a Lisboa. En septiembre y octubre de 1934, el Sierra Cordoba volvería para que sus casi 500 pasajeros visitasen la ciudad, así como Pontevedra y Santiago.

En 1935, nuestro barco sería vendido por el Lloyd Norte Alemán al sindicato nazi del Frente Laborista, quien mediante su división Fuerza a través de la Alegría llevaría a decenas de miles de ciudadanos alemanes de clase obrera a viajes vacacionales por los fiordos noruegos y puertos de la costa atlántica, báltica y mediterránea.

Tras modificar su habilitación, dejándola en 1.000 plazas de clase única, el barco sería pintado enteramente de blanco y aunque no hay constancia de que tocara en Vigo en alguno de estos cruceros sindicalistas, sí lo haría como transporte de las tropas de la Legión Cóndor que embarcarían en Vigo el 26 de mayo de 1939 junto a los otros integrantes de la flota unionista encabezada por el soberbio Wilhelm Glustoff, de 25.484 t.r.b., 208 metros de eslora y ocho cubiertas, a los que escoltaban, además del Sierra Cordoba, los Robert Ley, Der Deutsche y Stuttgart.

A bordo de estos cinco trasatlánticos zarparían desde Vigo casi seis mil soldados que días más tarde serían aclamados por la multitud en Hamburgo. Cinco meses más tarde, estallaba la II Guerra Mundial y los antiguos cruceros se verían obligados a transformarse en buques hospital, transportes de tropas y cuarteles flotantes.

Este último cometido le fue asignado al Sierra Cordoba, que en 1940 fue acondicionado como buque residencia para tropas nazis en el puerto de Kiel. Tras sobrevivir milagrosamente a un ataque de la aviación aliada, una vez finalizada la contienda, en 1945, los británicos se lo quedarían como botín de guerra trasladándolo a Hamburgo reconvertido en residencia flotante para cientos de refugiados, tres de los cuales fallecieron en enero de 1946 debido a un devastador incendio declarado a bordo.

Dos años más tarde, mientras los restos calcinados del otrora gallardo trasatlántico eran remolcados hasta Escocia para ser convertidos en chatarra, los cabos de remolque rompieron y el Sierra Cordoba acabó hundido frente a las costas de Jutlandia y llevándose con él 22 años de inciertas singladuras. Un triste colofón para una nave a la que la guerra aceleró su final.

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