La temperatura del mar en Canarias acusa una subida cercana a 1,8 grados

Investigadores de la ULPGC analizan el riesgo de ralentización de la corriente oceánica del Atlántico y los impactos del cambio climático en el Archipiélago

De izquierda a derecha, Aridane González, José Joaquín Díaz de Aguilar y María Dolores Pérez, en la sede de la Real Sociedad Económica de Gran Canaria.

De izquierda a derecha, Aridane González, José Joaquín Díaz de Aguilar y María Dolores Pérez, en la sede de la Real Sociedad Económica de Gran Canaria. / José Carlos Guerra

María Jesús Hernández

María Jesús Hernández

Aunque las observaciones científica in situ no han detectado de momento la ralentización de la corriente oceánica del Atlántico de la que alertan los modelos de predicción, lo cierto es que ya hay signos evidentes del impacto del cambio climático en Canarias, como es la subida de temperaturas entre 1,5 y 1,8 grados por encima de lo normal en las aguas del Archipiélago. Así lo ha señalado Aridane González que, junto a María Dolores Pérez, ambos investigadores del Instituto de Oceanografía y Cambio Global (IOCAG) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, han analizado en la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Gran Canaria (Rseapgc) que dirige José Joaquín Díaz de Aguilar, el papel que juega la Circulación Meridional de Vuelco del Atlántico (AMOC) en la crisis climática, así como la huella del calentamiento global y las oportunidades que este desafío presenta para Canarias.

Respecto a la circulación oceánica del Atlántico, María Dolores Pérez indicó que todas las corrientes marinas están interconectadas entre sí, y en el caso de la Corriente del Atlántico Norte (AMOC), juega un papel importante de redistribución del calor por todo el planeta. «En las zonas subtropicales y tropicales se calientan debido a la acción del sol y transportan ese calor en las corrientes que van paralelas al continente americano hacia altas latitudes. Una vez llegan a las zonas polares, esta agua cálida interactúa con la atmósfera, libera ese calor y se hace más fría, más densa, se hunde y luego va hacia el sur a las capas más profundas del océano. Esa transformación de aguas superficiales cálidas a aguas profundas frías, es lo que se conoce como la Corriente del Atlántico Norte», explicó la investigadora del IOCAG.

Modelos de predicción

En este sentido, los modelos de predicción respecto a la AMOC -que ejerce un papel importante en el clima-, han detectado una ralentización de esta circulación, que podría desencadenar en un colapso. «En las observaciones no queda todavía muy claro si existe o no ralentización de la circulación, pero lo que si está claro es que ya está habiendo efectos del cambio climático, calentamiento atmosférico y oceánico, vinculado con la producción de CO2 que se transmite a la atmósfera».

Nuevas especies

En Canarias, según avanzó María Dolores Pérez, dicha situación implica un calentamiento del hábitat que se traduce también en el desplazamiento de ecosistemas hacia otras zonas, más tormentas, más eventos de polvo sahariano, y la aparición de nuevas especies.

«De las medidas tomadas directamente en el medio, estamos viendo un aumento de CO2 en la atmósfera, un incremento de las temperaturas a nivel atmosférico y a nivel oceánico, el derretimiento de los casquetes polares, países que se están volviendo mucho más cálidos, datos de ecosistemas pesqueros que se están desplazando y dificultando la pesca».

Por su parte, los modelos oceánicos que simulan la situación del océano a medida que se continúe aportando más CO2, alertan de que se pararía la circulación del océano, con lo cual se pararía la distribución de calor que hay entre las zonas tropicales y polares. Para evitarlo, Pérez advierte de que la principal medida es dejar de emitir CO2 a la atmósfera y que las administraciones públicas aceleren los esfuerzos de mitigación y adaptación a los efectos del cambio climático.

Signos del calentamiento

En su intervención, Aridane González, enumeró los signos ya evidentes del calentamiento global en Canarias, empezando por el importante aumento de las temperaturas, que incluso supera la media global de 1,5 grados. «Ese aumento de temperatura, se traslada al océano. Por ejemplo, desde el pasado verano tenemos temperaturas de entre 1,5 y 1,8 grados por encima de los de lo normal en las aguas de Canarias según los registros», indica el investigador de la ULPGC, al tiempo que añade otros efectos derivados del aumento del dióxido de carbono (CO2), como es la acidificación del océano, una disminución del pH que también tiene consecuencias en los ecosistemas al igual que la temperatura.

Pero el impacto del cambio climático va más allá. Los investigadores hablan del aumento del nivel del mar -se prevé que en 2050 Canarias pierda un 10 % de su superficie-, así como del aumento de incendios, la desertificación, las noches cálidas, el aumento de las calimas, el cambio de régimen de vientos... «Podríamos enumerar un montón de casos, y todos están relacionados al cambio que estamos provocando tanto en la atmósfera como en el océano y por tanto en el sistema climático global».

Acciones científicas y administrativas

Sobre las acciones que se están llevando a cabo para mitigar el cambio climático, González destacó la labor científica en el conocimiento de la problemática y la búsqueda de soluciones; y la administrativa, con la aprobación de leyes, planes y estrategias que deben empezar a ejecutarse cuanto antes. «Hablamos de una emergencia climática y los tiempos en los procesos administrativos son iguales a los procesos normales, una obra de adaptación al cambio climático puede tardar entre 3 o 5 años, lo cual traslada a la ciudadanía la impresión de que no se hace nada cuando sí se está haciendo, pero los plazos son lentos, hay que acelerar los tiempos de respuesta».

Oportunidades para las Islas

Pero como en toda crisis, también la climática trae consigo oportunidades. En el caso de Canarias, reúne las condiciones para convertirse en un punto de encuentro europeo para el desarrollo de proyectos pilotos que generen energía tanto en tierra como en mar, de tecnologías para la observación y el conocimiento, y para el fomento de la biotecnología -algas, acuicultura-. «Tenemos la posibilidad de generar una economía asociada a la baja emisión de carbono, pero tenemos que actuar ya porque si no somos rápidos, si no formamos al personal en Canarias podemos desarrollar sectores y no tener personal formado o simplemente pasará el tren de esos sectores y se irán a otras regiones de España». En este sentido, el investigador de la ULPGC pone el foco en la necesidad de agilizar los procesos administrativos, «porque en Canarias hay interés de inversores, de emprendedores, pero tenemos que facilitar la gestión administrativa para que puedan desarrollar esa actividad empresarial en las Islas, que no solo es baja en emisiones, sino que ayuda en algunos de los casos a capturar carbono y por lo tanto mitigar el cambio climático».

Mosquito tigre y algas tóxicas

La investigadora de la ULPGC, María Dolores Pérez, ha destacado que los últimos modelos de previsión futura apuntan a que el declive de la circulación oceánica, que se vaticinaba para el año 2200, lo sitúan entre 2050 y 2100. «Quizás no todos lo veamos, pero nuestros hijos, seguro que sí». Por su parte, Aridane González indicó que Canarias es una región vulnerable y recordó la suspensión de clases por las olas de calor o las calimas intensas desde 2020 debido al desplazamiento del anticiclón de las Azores. El investigador del IOCAG subrayó también como el cambio climático están generando la aparición de enfermedades más propias del continente africano, y la llegada a Canarias del mosquito tigre (que puede transmitir dengue, zika o fiebre amarilla) o de algunas especies tóxicas de microalgas (que suponen el cierre de playas). | Efe