Se llamaba Carlos Jonathan González Pérez, tenía 31 años y era natural de Tazacorte, en La Palma. Hace dos años decidió emprender una nueva vida junto a su compañera Erika María Hoyos Ramírez y la hija de esta y establecerse en Guadalajara del Buga, en el barrio de Santiago Vergara Crespo, en Colombia. Sin embargo, el pasado domingo un sicario, que le esperaba a las puertas de su domicilio (entre las 21.00 y las 22.00 horas), decidió acabar con su vida a sangre fría disparándole a quemarropa. El joven palmero murió prácticamente en el acto.

El bagañete, que pasó grandes dificultades en su vida, ya que su padre murió siendo prácticamente un niño, se forjó bajo el amparo de su hermano mayor, José Antonio González, que pronto se hizo con el timón del hogar familiar y de otros siete hermanos. Su madre, de 60 años, apenas ha podido asimilar la pérdida de uno de sus hijos.

José Antonio, José Ángel, Víctor Manuel, Antonio Manuel, María, Carmen Nieves, Carlos Jonathan (asesinado) e Inmaculada formaban una familia unida a la cual el destino ha golpeado varias veces en la vida. Primero, su padre falleció en un accidente marinero y ahora una bala asesina les arrebataba al más pequeño de los varones.

El cadáver de Carlos Jonathan, al cual se le practicó ya la autop-sia, se encuentra en el Instituto de Medicina Legal de Guadalajara de Buga a la espera de su repatriación, la cual tendrá lugar en un plazo de una semana aproximadamente.

La vida tanto de Jonathan como de sus hermanos no fue nada fácil. El padre Antonio (Proyecto Hombre) se dio cuenta de que esta familia necesitaba ayuda. Cuatro de los varones (José Antonio, José Miguel, Víctor Manuel y Jonathan) fueron enviados a estudiar a un internado en la Península, concretamente a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde alguno de ellos permaneció cuatro años. Este fue el caso de José Antonio.

La mala fortuna hizo que Jonathan no pudiese regresar a casa, a la Isla Bonita. Tenía pasaje para regresar dentro de 15 días.

"Mi hermano tenía una sólida formación, pronto destacó en el arbitraje, jugó al fútbol e incluso últimamente se dedicaba a las carreras de montaña. Era muy bueno en todo lo que hacía, ya que tenía don de gentes y era muy polifacético. Fue barman, camarero y comercial, entre otros oficios antes de partir a Colombia, donde los suegros habían abierto una tienda de ultramarinos. Como quiera que la cosa no marchaba bien decidieron cerrar el negocio y ya le habíamos mandado el billete de vuelta e incluso había renovado el pasaporte. Sus suegros regresaron a Santa Cruz de La Palma. Por todo ello entiendo que la muerte violenta de mi hermano es muy extraña. No tenía problemas con la Justicia. Pienso que se trató de un ajuste de cuentas por algún motivo que no acierto a comprender", narró su hermano José Antonio a LA PROVINCIA / DLP con una entereza y una fuerza admirables.

Por si todo este bagaje no fuera poco, el fallecido probó fortuna como modelo: se presentó al cas- ting de Mister La Palma 2011, y ganó. Pero la vida le deparaba otros caminos.

El hermano mayor, de 42 años, fue la persona encargada de darle la mala noticia a su madre.

Ayer, el vecindario de Tazacorte, convocado por el equipo de Gobierno del Ayuntamiento bagañete, decretó que las banderas ondeasen a media asta. De esta manera se unieron a la condena del asesinato de Jonathan González. La Corporación local se sumó en un comunicado a las muestras de dolor y condena y envió todo su apoyo a la familia por este atroz asesinato. Un minuto de silencio y el posterior aplauso de aproximadamente un centenar de personas congregadas a las puertas del Consistorio permitieron reflejar el sentir generalizado por la trágica muerte.

La única esperanza que le queda a la familia González Pérez es que la denuncia interpuesta ante la Guardia Civil de Los Llanos de Aridane por el asesinato de su hijo y hermano llegue a buen puerto ante la policía colombiana y que la Embajada española en Bogotá no permita que el asesinato de un compatriota quede en el olvido. Ayer por la tarde recibieron la visita del padre Antonio, párroco de Las Nieves, para acompañarles y reconfortarles en estos momentos tan duros.

La familia solo desea que el cuerpo de Carlos Jonathan llegue cuanto antes a Tazacorte y darle el último homenaje que se merece. Previamente, le despedirán con un acto fúnebre en la capilla de San Miguel Arcángel y posteriormente sus restos descansarán definitivamente junto a su padre. Sin embargo, para sus hermanos, el reloj se paró un domingo del mes de agosto, cuando un asesino decidió acabar de un tiro con la vida de un joven, buena persona, que lo único que quería era labrarse un porvenir junto a su mujer y en un futuro no lejano regresar a la Isla Bonita.