Italia necesita más controles sobre la construcción, mantenimiento y renovación de edificios para evitar en lo posible consecuencias catastróficas como las del terremoto de la pasada semana. Es la primera conclusión del Consejo Nacional de los Geólogos del país transalpino, tras el seísmo que según la última estimación, aún provisional, causó 290 muertos.

"Hay que completar la cartografía geológica del país, que de manera increíble está parada desde hace años", denunció Arcangelo Francesco Violo, secretario del citado organismo, que también reclamó "actualizar los planes de protección civil, informar a los ciudadanos de los riesgos geológicos". Cinco días después del movimiento sísmico, la localidad más afectada, Amatrice, recobró un poco de calma, aunque a pocos kilómetros, en Pescara del Tronto, se registró un nuevo seísmo, de magnitud 4,3, sin daños adicionales ni víctimas.

La situación en Amatrice mostraba ayer ciertos signos de normalidad, con el restablecimiento de algunos servicios básicos, en medio del silencio y con menos ambulancias. Las comunicaciones telefónicas han sido reparadas, el servicio de internet funciona y ya desde la noche pasada en las zonas adyacentes se reanudó la iluminación externa.

Cinco días después del seísmo, de magnitud 6 en la escala abierta de Richter, ya no hay apenas ambulancias circulando en esta localidad del Lacio (unos 140 kilómetros al noreste de Roma), donde fallecieron la mayoría de los 290 muertos, según el último recuento oficial provisional proporcionado por Protección Civil.