Guardia Civil y Policía Nacional han solicitado colaboración de la ciudadanía para localizar a Fernando Iglesias Espiño, el preso de 63 años y origen pontevedrés que cumplía condena en el centro penitenciario de Pereiro de Aguiar por matar a su mujer y sus dos hijos de 18 y 12 años en el barrio de Jinámar en 1996. Un triple crimen atroz que conmocionó a la sociedad y por el que fue condenado a 54 años de cárcel, 18 años por cada delito de asesinato, fijándose entonces en 25 años el tiempo máximo que pasaría en prisión en aplicación del Código Penal vigente. Ya había cumplido 22 y durante todo este tiempo había disfrutado de más de 80 permisos.

Pero transcurridos 22 años, y tras disfrutar de un permiso de fin de semana, el pasado 13 de agosto no regresó a la prisión de Pereiro a las 17.00 horas, tal y como estaba establecido. La Audiencia Provincial de Las Palmas ha dictado orden de busca y captura pero desde entonces nada se sabe sobre su paradero. Guardia Civil y Policía Nacional han distribuido fotografías sobre el que sería su aspecto actual pidiendo apoyo a la ciudadanía para su identificación y localización.

El último domicilio que comunicó antes de salir de permiso fue el de la granja de un amigo en la localidad de Piñor de Cea, provincia de Orense, pero allí no estaba. Era la ubicación que había facilitado en las últimas salidas desde que disfrutaba del tercer grado. Ocasionalmente habría ofrecido también el nombre de un céntrico hostal de la ciudad de Orense en el que, sin embargo, no lo reconocen como cliente y menos aún como alguien que pernoctara de manera habitual. De hecho, la dirección del establecimiento difundió ayer entre sus empleados la misma fotografía que distribuyó la Policía Nacional para ponerlos sobre aviso en el caso de que solicitase alojamiento. Además, al encargado no le consta que ni la Guardia Civil ni la Policía Nacional hubiese preguntado por él en las últimas semanas.

La granja de un supuesto amigo en Piñor de Cea sería la última referencia aportada por el parricida, ya que en sus primeras salidas cuando empezó a disfrutar del régimen de semilibertad acudía a la casa de una prima en Paradela de Arriba, en el municipio Silleda (Pontevedra), de donde es natural. Por algún motivo, sin embargo, dejó de acudir al domicilio de su pariente y desde hace un tiempo ofrecía como localización la citada granja orensana.

La misteriosa huida de Fernando Iglesias ha causado sorpresa en el entorno penitenciario de Pereiro de Aguiar (Galicia), donde el preso mostraba un comportamiento correcto. Es por ello que, además de la fuga, no se descarta ninguna otra hipótesis posible. La propia Guardia Civil, que coordina el operativo de búsqueda, ha abierto una segunda vía de investigación con el apoyo del 061 por si el hombre, de 63 años, hubiese sufrido algún tipo de emergencia. Y es que extraña que un hombre que había acumulado más de 80 permisos durante su vida carcelaria, diez de ellos en el último año, se fugue a punto de cumplir su condena.

De hecho, fuentes próximas al caso señalan que la salud del recluso había decaído últimamente, tras sufrir dos infartos. Su estado de ánimo también se habría resentido y su aspecto físico, más demacrado, revelaba este supuesto empeoramiento. Al no producirse el reingreso el 13 de agosto se dispararon las alarmas no sólo por la posible fuga, sino por el hecho de que le hubiese ocurrido algo.

El portavoz de la Guardia Civil en Orense, Fernando González, manifestó la "extrañeza" que causa esta situación en un recluso que ya había cumplido 22 de 25 años de condena.