Han transcurrido dieciocho años del asesinato de Urbana Ramos Plasencia, cuyo cadáver fue descubierto en las primeras horas de la mañana del 9 de noviembre de 2001 con heridas de arma blanca junto a su coche en una vía de tierra que conduce a plantaciones de plátanos, cerca de la carretera que une Adeje y Los Gigantes. Tras archivarse la causa en dos ocasiones y reabrirse en otras dos, hoy por hoy siguen descubriéndose nuevos indicios que podrían arrojar luz sobre el crimen de esta mujer, madre de dos hijos y que aquella mañana iba a formalizar una demanda de divorcio de su marido, sobre quien han recaído las sospechas desde un principio, aunque hasta la fecha -como señala el juez instructor en un auto de fecha de 21 de junio-, "siguen sin existir pruebas o indicios racionales de la autoría del crimen".

Las últimas evidencias recopiladas en este caso corrieron a cargo de investigadores de la Guardia Civil, quienes aportaron al Juzgado de Primera Instancia número 2 de Arona un informe dactiloscópico realizado dentro y fuera del vehículo propiedad de Urbana Ramos Plasencia que ha aportado novedades después de 18 años de investigaciones. Así, en dicho estudio criminológico, los investigadores hallaron una huella dactilar en el espejo retrovisor interior que nunca pudo ser identificada.

"Sin embargo, tras pedir referencia de las huellas dactilares a todos los varones que habían tenido una relación directa con la víctima y compararlas con las halladas en el exterior del cristal trasero derecho del vehículo, se ha concluido por parte de los peritos del Instituto Armado que han elaborado este informe dactiloscópico el 25 de marzo de 2019 que estas últimas pertenecen a A. M. A.", se señala en dicho auto.

Félix Ríos, perito criminólogo de la acusación particular que ejerce uno de los hijos de la víctima y que representa la letrada Yaremi Padrón, sostiene que dichas huellas ahora identificadas "encajan de forma contundente con la reconstrucción del crimen realizada hace años y que ahora se completa".

Añade el experto en el escrito presentado por esta parte a finales de mayo para incorporar a las actuaciones los nuevos indicios que "hasta el momento existían múltiples indicios que apuntaban hacia el hombre como el principal sospechoso de la muerte de Urbana Ramos, pero nada que pudiera situarlo en tiempo y espacio en el vehículo, entendiendo este como el escenario del crimen".

El perito criminólogo destaca en su informe que "no podemos mirar a otro lado y creernos que las huellas ahora identificadas son producto del azar, o de buscar una llanta en el maletero el día antes del crimen, como manifestó el propio investigado cuando se le tomó declaración en el año 2001, ya que se hubiesen encontrado más huellas, o al menos alguna en el maletero, resultando que las tres ahora identificadas están en el cristal trasero del coche, correspondiente a la puerta que tuvo que ser abierta para registrar los asientos traseros del vehículo, donde se encontró un sobre vacío dentro de una bolsa".

En dicho sobre se sospecha que habría contenido los papeles de la demanda de divorcio que la víctima iba a formalizar aquella misma mañana.

La acusación particular reitera que las nuevas pruebas unidas a la causa "reflejan una situación que permite finalizar la fase de instrucción", por lo que solicita "la apertura del juicio oral contra A. M. como autor del asesinato de Urbana Ramos, ya que él mismo admitió en 2001 que no usaba el vehículo hacía meses y que, además, lo que tocó en su día fue el maletero, no la puerta trasera ni el cristal de la misma".

A pesar de lo anterior, en el auto dictado el pasado 21 de junio, el juez sustituto del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Arona, Rayco Piñero Pérez, acuerda el sobreseimiento provisional y el archivo de la causa, aunque contra dicha disposición cabe interponer recurso de reforma o de apelación.

Si se cierra la causa ahora, sería, junto con los autos dictados en 2005 y 2012, la tercera vez que se archiva.