La colaboración de unos 20 vecinos y viandantes, que oyeron los gritos de auxilio de una trabajadora, fue fundamental para la detención de un varón, de unos 40 años, que había robado en una joyería situada en la avenida peatonal y comercial de la Constitución, en San Gregorio, en el municipio de Telde. El atracador se encontraba ayer en los calabozos de la Comisaría de la Policía Nacional acusado de ser el presunto autor de un delito de robo con violencia.

El detenido, vecino de Las Palmas de Gran Canaria, acudió sobre las 12.30 horas a una joyería situada en la calle María Encarnación Navarro, por detrás de la iglesia de San Gregorio. Allí, en el negocio, pidió para comprar varias piezas, pulseras y esclavas, entre otras. El valor de cada pieza era superior a los 1.000 ó a los 1.500 euros.

Solicitó al trabajador que le diera la bolsa con los complementos de gran valor escogidos, en el momento que hacía el gesto de que iba a pagar. Sin embargo, el empleado se negó a entregárselo hasta que se lo abonase. El supuesto comprador comenzó a divagar y a hacer muestras de nerviosismo, y respondió que iba a su coche, que estaba aparcado cerca sobre la acera, para buscar la tarjeta bancaria. Y salió. El trabajador llamó a la Policía Local y a la Nacional ante sus sospechas.

No fue a su coche, ni volvió a la joyería, sino que fue a otro establecimiento de joyas a menos de 200 metros, situada en la avenida de la Constitución. Eran sobre las 12.50 horas. La empleada estaba en la puerta de la joyería porque faltaban pocos minutos para cerrar, y en ese momento entró el que ella pensaba que sería un cliente. El individuo de forma apresurada solicitó varias pulseras y esclavas. En el momento que se colocaba en la muñeca una esclava, valorada en unos 700 euros. intentó darse a la fuga con la joya, pero tardó un poco más en salir porque desde antes la empleada había puesto la verja pero sin cerrarla con llave. En la calle, la empleada lo agarró por la chaqueta de chándal en la misma avenida, que estaba muy concurrida delante de una terraza, y pidió auxilio. El ladrón de las joyas consiguió zafarse, comenzó a correr e inició su fuga por varias calles de atrás con dirección a su coche, que estaba subido a la acera. Sin embargo, varios jóvenes comenzaron a perseguirlo, con gritos de alerta y pidiendo que pararan al ladrón.

Minutos después, apareció de nuevo delante de la joyería, rodeado de muchas personas que lo retuvieron hasta la llegada de los agentes de la Policía Local y de la Policía Nacional.

"De aspecto no me llamó la atención, pero sí que quería que le diera la bolsa sin haber pagado. Estoy muy agradecida a todos los que lo persiguieron y lo pararon. No sé quiénes fueron", explicó la empleada a este diario. "Llevo casi tres años trabajando en esta joyería y es la primera vez que me pasa un intento de robo".

Finalmente, la grúa se llevó el coche por mal estacionamiento.