Después de un mes luchando por su vida y tras varias operaciones, Sara, que se había sometido a una lipoescultura, falleció el pasado 1 de enero. La familia de la mujer ha denunciado al médico que, presuntamente, no tenía la especialidad de cinco años de medicina estética, por homicidio. Además, se ha pedido que se lleven a cabo test de estupefacientes al resto de personas que estuvieron presentes durante la intervención.

El pasado 2 de diciembre, Sara, de 39 años, de Alcantarilla, se sometió a una lipoescultura en Cartagena, un mes después fallecía tras pasar por la UCI como consecuencia de las graves lesiones en diferentes órganos: riñones, hígado, colon, intestino y duodeno, entre otros.

Tres horas más tarde, el doctor transmitió al acompañante la decisión de trasladar a la chica al Hospital General Santa Lucía, como método, dijo, de prevención, sin embargo, el diagnóstico de los médicos que la atendieron tras la intervención, determinó que las lesiones eran más propias del resultado de una reyerta con arma blanca, que de una operación de cirugía estética.

Entre los diversos daños, aparecen peritonitis fecaloidea y biliar, necrosis isquémica de colon ascendente, perforación duodenal, laceraciones hepáticas, absceso retroperitoneal, necrosis de pared abdominal, múltiples perforaciones intestinales y evisceración contenida.

Decenas de personas se despiden

Decenas de familiares y amigos asistieron este lunes en Alcantarilla (Murcia) al funeral de Sara G.. El acto religioso se ha celebrado en el tanatorio San Roque del municipio y ha sido oficiado por el hermano de la fallecida, que es pastor evangelista, y en él han estado presentes los padres, los hermanos y los dos hijos de Sara.

Debido a la gran afluencia de personas y las restricciones sanitarias motivadas por la pandemia de covid, el funeral ha tenido lugar en la explanada del tanatorio, donde se ha colocado el féretro, en cuya parte superior se ha puesto una gran fotografía de la víctima.

El portavoz familiar y expareja de Sara, Ezequiel Nicolás, ha explicado a los medios de comunicación que el deceso ha sido el "desenlace que no queríamos" tras "mucho sufrimiento", añadiendo que los padres y hermanos de Sara están "totalmente rotos".

No obstante, Nicolás, que es el padre del hijo menor de Sara, ha apuntado que los familiares y amigos de la fallecida han querido recordarla "como era ella: muy alegre".

El portavoz familiar ha indicado que su expareja "luchó como una guerrera" y ha adelantado que espera que la instrucción judicial esclarezca los hechos, aunque ha añadido que "esto ha sido un asesinato".

Para Nicolás, los 29 días que han transcurridos entre la operación realizada en el hospital Virgen de la Caridad de Cartagena y el fallecimiento de Sara en la UCI del hospital Santa Lucía de esta ciudad han sido una "auténtica pesadilla" en la que se "pararon muchas vidas".

"Ahora descansa en paz con su abuela y su tío. Está feliz donde está y ahora es nuestro ángel, que nos acompañará siempre", ha apostillado el portavoz antes de asegurar que Sara no comentó a su familia que iba a someterse a esta cirugía.

"No tuvimos la oportunidad y nos duele y nos pesa mucho", ha afirmado tras ser preguntado por si pudieron hablar con ella sobre la operación antes de someterse a la intervención quirúrgica.

El abogado que ha asumido la defensa ha presentado una denuncia en el juzgado de guardia de Murcia en el que acusa de un delito de homicidio al cirujano que practicó la cirugía.