El jurado popular declaró anoche culpables por unanimidad a los cinco acusados por el asesinato con ensañamiento, robo con violencia, detención ilegal de Juan Carlos Tejera, muerto a golpes en 2015, y por pertenencia a organización criminal. Y se le consideró culpable a la acusada Tania R. R., como cómplice de estos delitos cometidos en Lanzarote.
La decisión del jurado se iba a conocer en torno a las 17.30 horas de ayer. Sin embargo, se aplazó y fue a las 21.30 horas cuando se citó a las partes. Fue en torno a las 22.30 horas cuando se dio a conocer de forma pública.
La fiscal y la abogada de la familia y a la pareja de la víctima se ratificaron en sus imputaciones de asesinato con ensañamiento porque consideraran que hay pruebas que inculpan a los acusados.
Los seis acusados que se sentaron en el banquillo a partir del pasado lunes día 18 de octubre se enfrentaban a unas penas que suman 139 años de cárcel, tal y como solicita el Ministerio Fiscal. Para los cinco principales acusados, esto es, Ángelo D. D, Juan Antonio D. R, Juan Carlos C. H, Néstor David P. P. y Antonio Enrique G. G, se solicita 25 años de prisión para cada uno; mientras que la presunta cómplice, Tania R. R, se enfrenta a una petición de 14 años.
Los cinco acusados de presuntamente matar a golpes a Juan Carlos Tejera en marzo de 2015, y la mujer procesada como colaboradora, negaron tener relación alguna con ese crimen en la sala de la Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas .
La mayoría de los acusados manifestó que conocieron a la víctima cuando salió en la televisión y en la prensa el hallazgo en marzo de 2015 de su cadáver en la escombrera del barrio de Argana, en la capital lanzaroteña de Arrecife.
A juicio de las defensas, al presentar los presuntos indicios de culpabilidad, las acusaciones han «intentado hacer un traje a medida», pero sin éxito porque «se le ven todas las costuras», según argumentó uno de los letrados.
La representante del Ministerio Fiscal ha planteado que la implicación de los cinco hombres fue quedando confirmada a partir del momento en que se produjo «un hito en la investigación», que fue «el hallazgo de una huella palmaria» de uno de ellos en una furgoneta todoterreno del fallecido donde su cadáver fue trasladado para esconderlo a una cueva remota junto al vertedero de basura. Los seguimientos de los movimientos que todos ellos llevaron a cabo en días previos y posteriores al momento en que se dio por desaparecida la víctima, «en la madrugada del 12 al 13 de marzo», permitieron recabar, según ha dicho, suficientes indicios de su culpabilidad.
