«La adrenalina hizo la mitad»

Un subinspector y un policía local de La Laguna explican cómo actuaron para salvar la vida a dos jóvenes tras chocar, ‘volar’ unos ocho metros e incendiarse su coche

El agente Ángel Liébana y el subinspector Manuel Artiles.

El agente Ángel Liébana y el subinspector Manuel Artiles. / LP/DLP

En la mañana del Domingo de Piñata, el agente Ángel Liébana tuvo que realizar triple trabajo: operativo, para atrapar a los acusados de conducir de forma peligrosa; humanitario, para evitar que sufrieran más lesiones por el fuego; y administrativo, al tener que realizar el atestado por el caso. Antes, varios vecinos de La Candelaria , en La Laguna (Tenerife) ofrecieron datos del coche de los implicados y hasta la matrícula .

El subinspector Manuel Artiles y el agente Ángel Liébana fueron dos de los integrantes de la Policía Local de La Laguna que en la mañana del Domingo de Piñata interceptaron a dos jóvenes que sufrieron un espectacular accidente en la carretera de Valle Tabares, después de realizar acciones temerarias con un coche en La Cuesta, y protagonizar una persecución por Finca España y La Piterita.

Liébana fue el encargado de sacar a ambos individuos del Peugeot 208, cuando se hallaban semiinconscientes y el vehículo empezaba a arder. A pesar de su preparación física, el agente explica que «la adrenalina hizo la mitad» a la hora de extraerlos.

Artiles es el jefe del Grupo 2 de la Policía Local y Liébana forma parte del Grupo de Atestados. Este último y su compañera afrontaron un trabajo «integral». Desarrollaron una intervención operativa, gracias a la persecución; afrontaron el servicio humanitario que supuso el rescate de los heridos, y elaboran el Atestado por los delitos contra la seguridad vial.

Vecinos de La Candelaria avisaron de que el conductor de un Peugeot 208 se hallaba, en torno a las 7:30 horas, realizando maniobras temerarias. El piloto, de 21 años, hacía, una y otra vez, derrapes y trompos con el uso del freno de mano. En uno de esos giros vistosos llegó a provocar daños en la fachada de una vivienda. A algunos residentes de la zona les dio tiempo de anotar la matrícula. Después de dar espectáculo y molestar a ciudadanos, se dirigieron a la Avenida de Los Menceyes. Cuando subían de La Cuesta hacia La Laguna, Liébana y su compañera, que circulaban en sentido descendente, los vieron pasar y coincidieron en que podía ser el coche que buscaban. Ambos profesionales de la Unidad de Tráfico giraron en una de las rotondas de la principal arteria de La Cuesta y dieron el alto a los jóvenes. Pero, lejos de parar, el conductor incrementó la velocidad y circuló de forma peligrosa por la avenida de Las Palmeras y calles de La Piterita hasta Valle Tabares.

Desde que llegaron a la vía TF-111, el hombre que iba al volante apretó más el acelerador, con lo que se distanció de forma considerable del vehículo radiopatrulla. Los agentes observaron, a lo lejos, una polvareda. En una curva a la derecha para entrar en un pequeño puente, el conductor siguió recto e impactó contra dos barreras. Cada una pesa 1.265 kilos y ambas fueron derribadas.

Explica el subinspector Artiles que tales bloques sirvieron a los jóvenes como plataforma para salir despedidos y volar unos ocho metros para caer en el cauce del barranco. En la carretera no quedaron huellas de frenada, por lo que los agentes deducen que «siguieron rectos». Ambos individuos, que estaban disfrazados, quedaron semiinconscientes y ni siquiera se desabrocharon los cinturones.

A raíz de la colisión, el vehículo perdió el motor, el tren delantero y el capó. Y, casi de inmediato, comenzó un conato de incendio. Liébana fue el primero de los agentes que halló un acceso para llegar al turismo por una valla que linda con el antiguo cuartel. Mientras, otros compañeros activaron a los bomberos y a una ambulancia.

A través de la puerta del piloto, el policía actuó con determinación para romper la ventanilla lateral izquierda y sacar a los ahora investigados. El copiloto es más corpulento y su extracción requirió más esfuerzo. El conductor es de complexión delgada y lo pudo sacar con más facilidad. Una de sus prioridades fue no agravar las lesiones que sufrieron en la salida de carretera.

Pruebas de drogas y alcohol

Después pensó en alejarlos de donde se hallaba el coche para que no sufrieran quemaduras ni inhalaran humo. Y lo logró. Los profesionales que elaboran el informe están a la espera de las pruebas de sangre realizadas a los ocupantes del Peugeot para conocer si estaban bajo la influencia de bebidas alcohólicas o droga.

Ambos vecinos de Granadilla seguían ingresados en el Hospital de La Candelaria. Para Ángel Liébana, éste ha sido el primer servicio en el que salva la vida a dos personas. El subinspector recuerda una intervención anterior, en la que rescató a un bebé que quedó en su sillita en la parte trasera del coche, después de que su madre, que iba hablando por el móvil, volcara. La mujer se quedó tan bloqueada que era incapaz de abrir la puerta. Pero en esa ocasión al menor no le pasó nada.