La acusada de matar a su vecina en La Paterna reconoce que lo hizo pero no recuerda cómo

La mujer, toxicómana en el momento de los hechos, asegura que el consumo de hachís, heroína y crac era constante en su día a día y que en esa época "había pegado un bajón"

Asestó 62 puñaladas a la víctima, aunque solo se acuerda de verla en el suelo rodeada de sangre y tener ella un cuchillo en la mano

Declaración de la acusada en el juicio por el asesinato en La Paterna

Christian Afonso

La mujer acusada de asesinar a su vecina la noche del 2 de noviembre en el barrio de La Paterna, en Las Palmas de Gran Canaria, reconoció este lunes haberlo hecho, aunque dijo no recordar cómo ni por qué. En la primera sesión del tribunal del jurado en la Audiencia Provincial, la procesada, que era toxicómana, reconoció que en esa época consumía a diario hachís, heroína y crac y que llevaba nueve meses "en caída" porque el padre de sus hijos menores la abandonó. La Fiscalía solicita penas de 23 años de cárcel por asesinato y cuatro años y medio por el de robo con violencia. Apreciando, además, la atenuante analógica de drogadicción, que la defensa eleva a eximente completa o, subsidiariamente, incompleta.

En su declaración ante el tribunal, la acusada, Yaiza R. F., comentó entre sollozos que no entiende cómo pudo haber cometido los hechos de los que se la acusa, aunque negó haberse llevado joyas, cámaras de vídeo o ropa de la casa de la víctima, solo 28 euros que encontró por la vivienda para poder gastarlo en drogas. "Era como mi madre, muy buena, siempre me ayudaba en todo", relató. Dijo sentirse "muy, muy mal" y que no se lo perdonaría "jamás en la vida". De hecho, aseguró que al día siguiente de matar a su vecina, se entregó a la Policía junto con la ropa que llevó puesta: "Nunca me escondí".

Según el escrito de Fiscalía, la víctima sufrió 62 puñaladas y cortes por todo el cuerpo, especialmente en la zona del cuello y la cara, lo que supuso un "sufrimiento innecesario" para cumplir su objetivo último: matarla. Ese ensañamiento y el hecho de tener como fin último del delito, la comisión de otra falta -el robo-, provocan que la acusación sea por asesinato y no por homicidio. Sin embargo, al ser preguntada por esto, la mujer no supo por qué atacó de esta manera a quien la había ayudado. "Solo recuerdo que alguien llamó a la puerta de mi casa y que le abrí estando en pijama... Y después que estaba con un cuchillo en la mano y Carmen Rosa estaba tirada en el suelo sobre un charco de sangre", detalló.

Una "rabia tremenda"

La fiscal Cristina Coterón resaltó la "rabia tremenda" que denota una agresión como la que se produjo en el 8ºF del inmueble situado en la calle Manuel de Falla número 60 de la capital grancanaria. La acusada utilizó dos cuchillos distintos. Con un primero le hizo, presuntamente, diversos cortes por todo el cuerpo al poco rato de entrar en la vivienda, procediendo luego a desvalijar varias dependencias. Sin embargo, al notar que la víctima se levantaba del suelo, cogió una nueva arma punzante y le propinó puñaladas, esta vez en el cuello, prosiguiendo con más cortes por la cara.

Al ser preguntada por la fiscal sobre si sentía algún tipo de enemistad hacia la víctima, la acusada afirmó, rotunda: "Yo no la odio, la quería mucho porque seguía ayudándome pese a todo". Se refería a que, en 2019, fue condenada por un juzgado de lo Penal de la capital por delito de hurto, después de haberse llevado dos electrodomésticos de la casa de su vecina y venderlos en una tienda de segunda mano.

El grado de responsabilidad, punto de fricción

Con algo de retraso debido a problemas tecnológicos, la primera jornada del juicio contra Yaiza R. F. comenzó con la lectura de los escritos de acusación del Ministerio Público y de defensa. Ambos coinciden en la relación fáctica de lo que sucedió aquella noche, pero difieren en el grado de responsabilidad criminal de la acusada. Coterón indicó que no piensa que la intoxicación por drogas fuera lo suficientemente grave como para eximirle de los hechos que considera delito. No así la abogada de la mujer, María Teresa Guerra, que entiende que su clienta "no es una psicópata al uso que actúa con esa sangre fría, sino que está enferma". Por ello, abogó por internarla en un centro de desintoxicación para lograr que sane, como es su intención.

La fiscal Cristina Coterón durante el juicio contra la mujer acusada de asesinar a su vecina en La Paterna

La fiscal Cristina Coterón durante el juicio contra la mujer acusada de asesinar a su vecina en La Paterna / José Carlos Guerra

El juicio continuará este martes con la prueba testifical, en la que declararán agentes instructores, vecinos del bloque de La Paterna en el que ambas residían o los médicos forenses que practicaron la autopsia a la víctima y el informe psicológico y de imputabilidad de la acusada, entre otros.